domingo, 12 de diciembre de 2010

MI PRIMERA

Esta historia que les voy a contar me sucedió cuando tenia 17 años. Fue mi primera experiencia sexual y hasta hoy que tengo 32 ha sido una de las mejores.

Al entrar en la escuela de enfermería recuerdo que habían muchos maricones estudiando allí. Yo llegue por casualidades del destino. Un amigo mío me dijo que el profesor vivía cerca de la escuela y me enseñó la casa. Pasamos por allá y estuvimos conversando un rato. Durante el primer año de la carrera cada vez que tenia una oportunidad pasaba por su casa y conversábamos un rato. Muchas veces habían algunos pájaros visitándole, algunos de ellos eran profesores de la misma escuela a la que yo había asistido. Siempre note algo extraño en su mirada, pero como dije antes nunca me llamaron la atención los hombres. Al comenzar el segundo año las horas en el hospital también eran de madrugada. Comenzaba a las 11:00 de la noche hasta las 7:00 de la mañana. Siempre que me tocaba ese horario yo salía de mi casa mucho mas temprano y pasaba a visitar a mi amigo. A veces pasábamos horas conversando. Durante ese año el me invito a su casa a comer en mas de una ocasión pero yo nunca fui. Me daba pena.

Una noche el me dijo cuando pase por su casa que tenia una cosa para que yo leyera, y que la sabia que me iba a gustar. Me fui a mi hospital esa noche preguntándome que seria aquello tan interesante. Mi profesor siempre tenia puesto shorts bien cortos y no usaba calzoncillos lo que le hacia los huevos brincar. Al día siguiente salí de casa mas temprano que de costumbre. Cuando llegue a su casa el se puso de lo mas contento. Me sentía en confianza. Nunca me hubiera imaginado lo que sucedió después. Porque nunca insinuó nada. Nos sentamos a ver televisión y a conversar un rato. Luego el me trajo dos hojas de papel mecanografiadas por las dos caras. Aquella historia se llamaba "Hermanitas cariñosas". El nunca me dijo de que se trataba. Solo me dijo que le prestara mucha atención y que lo disfrutara.

Cuando comencé a leer aquello me llamo mucho la atención. Era la historia de dos hermanas que acuerdan irse a la cama con el mismo hombre a la vez. Luego de disfrutarlo a plenitud las dos hermanas terminan comiéndose la una a la otra. En mi tierra le dicen a eso hacer tortilla. Mientras yo leía aquel papel yo notaba que la pinga mía se ponía cada vez mas dura. Al eso ocurrir yo sentía pena que el profesor me viera así, y mientras mas leía mas dura se ponía. Nunca me había sucedido nada semejante. Mi profesor sentado al lado mío se mantenía callado y observaba de reojo. Yo estaba inclinado hacia delante ensimismado con la totilla que hacían aquellas dos hermanas. El uniforme que yo usaba para la escuela era un pantalón y una bata blanca. La bata llegaba hasta mas abajo de la cintura. Cuando termine la lectura confieso que estaba peor que nunca. Mi pinga parecía una antena de lo parada que estaba. Me recosté en el sofá con la bata por encima del pantalón por que sentía pena que el me viera así. Le devolví el papel cuidando de que no me viera excitado.
-Te gustó? Preguntó el
- Si (le conteste de forma muy vaga)
En ese momento yo siento que el me pasa la mano por la pinga mía y me la acaricia. Me quede loco. Estaba tan excitado que aquel toque de él me gustó. En ese momento me dije a mi mismo que el era maricon. Me pidió que me la sacara y yo accedí un poco tímido pero cada vez mas me gustaba lo que estaba pasando. Al aquella verga estar afuera completamente el seguía pasando la mano por la cabeza. Nunca había sentido algo tan sabroso.
-Que pinga mas linda (dice el)
-Si (contesto yo tímidamente)
-Yo la tengo mas grande que tu
-Si (otro si tímido)
-También soy mayor que tu
-Cuantos años tienes?
-37

En ese momento el se la saca. Nunca había visto una delante de mis ojos. Tengo que confesar que tenia un señor pingon, con todas las de la ley. En ese momento comencé a sentir algo raro dentro de mi. Aquella verga me llamaba la atención. Parada media como 10 pulgadas. El se inclina y me comienza a mamar. Sentí la sensación mas sabrosa de mi vida. Estuvo un rato y luego me pregunto
-Nunca te la habían mamado?
- No- le respondí.
- Ven
Me llevo al dormitorio. allí tenia su cama, muy limpia y perfumada y me pidió que me acostara. Me quito la ropa y los zapatos. Comenzó a mamarme la pinga y se puso en la posición 69. Aquello era la gloria. Su enorme pinga estaba próxima a mi cara. Me preguntaba yo si me la metía en la boca o no. Luego de titubear un poco decidí metérmela en la boca y empecé a pasarle la lengua. Me resulto un poco extraño al principio pero después me gusto. Por el otro lado yo sentía aquella mamada y era el placer mas grande de mi vida. Me lameteaba las piernas pero cuando me paso el dedo por el culo fue lo mejor de la noche. Note que mientras mas metía el dedo en el culo la pinga se ponía mas dura. Yo seguía mamando y el se movía hacia arriba y hacia abajo. Siento en una de esas que me estoy viniendo con todas las de la ley. Nunca había sentido una sensación igual a esa. Al venirme en su boca el se trago mi leche, y continuaba mamando. Yo brincaba de placer. En ese momento siento que el se viene en mi boca. Aquello me gusto y me la trague. Se la seguí mamando por un rato hasta que el decidió parar.
-Te gustó? me preguntó.
-Si

Nos fuimos a bañar y yo salí después rumbo al hospital. El me dio un beso en la boca y me despedí de él. Durante esa noche la pase pensando que había cometido algo malo. Tenia una educación católica donde se ataca a los homosexuales y se les considera algo contranatural. Pero por el otro lado había sentido el placer mas rico de mi vida. Al día siguiente salgo para el hospital nuevamente a la noche. Me encuentro con el muy sonriente que iba camino a su casa. Yo sentía curiosidad por hacerlo de nuevo pero a la vez sentía un poco de miedo porque me fuera a gustar mas. Cuando llegue a su casa no hizo falta tanto rodeo. Fuimos directo a la cama. Esta vez el me acaricio los pezones. Yo me retorcía de placer en la cama, me pasaba la lengua por el cuello, por el ombligo. Me sentía en otro mundo. después de haberme revolcado de placer comenzó a mamar de nuevo. Aquello me encantaba. Me viro boca abajo y comenzó a acariciar la espalda, me daba mordiscones y me pasaba la lengua a la vez que me acariciaba la pinga. Iba bajando la espalda y me llegó al culo, le comenzó a pasar la lengua. Yo me quería venir pero el no me dejaba. El alternaba la lengua con el dedo el culo. Al cabo de un rato siento que me esta metiendo aquel pingon. Me dolió pero al cabo de un rato siento algo dentro del culo que la pinga me toca y mi rabo estaba mas parado que nunca. El me masturbaba y metía y sacaba aquella verga de mi culito virgen. Me vine como un perro. Esta noche el placer fue mejor que el de la noche anterior. después de aquel rato de placer fuimos al baño, yo no me podía parar, estaba extenuado. Me siento en el inodoro, la leche me sale por el culo y el me dice
-Ahí se van mis hijos


Yo sonrío porque este hombre me había dado el mayor placer de mi vida. Durante un tiempo estuvimos acostándonos juntos. Confieso que de nada me arrepiento. Hoy estoy casado y me gusta metérmela de vez en cuando. y si son prietas mejor.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Diario

Lunes



En algún momento apoyé mi cabeza contra la carpeta, como
durmiendo. Y mi parte trasera se ha pegado bien atrás, pegadita al respaldo del
asiento. Mi compañero de la carpeta de atrás ha puesto su rodilla justo en una
rendija por donde puede alcanzar mi trasero. Lo ha hecho despacio para no
sobresaltarme, primero un leve roce, como una caricia. Mis pensamientos han
volado lejos con ese contacto. Me hago la dormida como autorizándolo a seguir, y
sueño despierta que estoy en una tienda de ropa para mujeres. Estoy allí sola,
con toda la ropa a mi disposición.



Él sigue rozando su rodilla contra mi trasero. Y por esas
caricias alucino que de pronto aparece alguien que parece ser un empleado de la
tienda, uniformado, guapísimo y fornido. Me dice que está allí para servirme,
que estamos solos, que una amiga ha pagado el servicio para realizar mi sueño de
ser una mujer esa noche. Mientras me habla, me toma de la mano y me conduce por
la tienda. Yo paseo por allí escogiendo la ropa, tomo primero un vestido verde,
y un juego completo de lencería negra. Luego zapatos de tacos.



Una vez en el probador, él se retira y me deja vestirme sola.
Me despojo de la ropa que llevo puesta y la arrojo lejos, decidida a ser una
completa mujer. Salgo completamente vestida. Mi acompañante me recibe tomandome
de la cintura y llevando mi femenino cuerpecito hacia el suyo, duro, contundente
y muy masculino. Ese hombre me tiene tomada de una forma que me hace sentir
entregada a su fuerza, que me somete y despierta mi química más femenina. Siento
su olor de macho y de mi pequeño pene brota un leve chorro que me lubrica. Por
primera vez en mi vida no lo siento como un órgano masculino, sino como si esa
pequeña tripita mía fuese también una mujercita, un clítoris también sometido a
la grandeza del pene de mi acompañante, cuya dureza ya había empezado a sentir
en mi muslo, al cual mi macho había colocado entre sus piernas.



De pronto me quedo sin ideas. Se acaba mi sueño y yo estoy
con mi culito levantado tratando de que la rodilla de mi compañero coincida con
mi agujero.



Mis pensamientos de mujer me habían hecho confundir la
fantasía con la realidad. Ese compañero era como mi acompañante de la tienda de
ropa. Y yo empecé mover mi culito para contribuir a ese baile delicioso que
nuestros cuerpos realizaban.



Había empezado a gemir discretamente, cuando el profesor
golpeó mi carpeta con una regla y me hizo saltar. Todo el salón se rió y yo no
sabía qué cara poner. Al parecer, nadie se había dado cuenta de lo que estaba
pasando debajo de las carpetas y me tomaban sólo por una dormilona.



Por supuesto, mi compañero retiró inmediatamente su rodilla.
Yo lamenté eso más que el susto que me dio el profesor, porque al final de
cuentas esa sorpresa me sirvió para excitarme pensando que en verdad me habían
descubierto en toda mi femenidad. Yo soñaba con anunciarme ante todo el salón
como la mujer que me siento. Anhelaba ser tratada como una dama y vestirme como
tal en el salón. Deseaba entrar al baño, levantarme el vestido para sentarme y
hacer pipí como una señorita.



Martes



La experiencia de ayer me ha dado fuerzas para ponerme un
calzón de mi hermana y dirigirme al colegio escondiendo alli mi secreto pero
también arriesgándome a ser descubierta. Por supuesto que en el fondo me moría
de ganas que me descubran. No sé por qué razón yo estaba segura que Freddy, mi
compañero de atrás, no le contaría a nadie de esa silenciosa relación que había
comenzado a surgir entre nosotros.



Apenas me senté, volví a poner mi culito bien atrás, pero él
no hizo nada. Me quedé así durante toda la clase, y me quedé frustrada pues
Freddy parecía haberse arrepentido.



Al salir al recreo, se formó un tumulto en la puerta, y en
medio de tanto delicioso olor a hombre, sentí una mano que me tomaba del culo.
Era Freddy. Yo traté de relajarme para que él sienta que su iniciativa
maravillosa contaba con mi plena aprobación. Pronto se disipó el gentío, y me
quedé nuevamente vacía, apenas con mi calzón como único símbolo de la mujer
oculta.



Tan fuerte fue mi deseo de sentir otra vez sus caricias, que
se me ocurrió una gran idea: buscar otro tumulto. Sabía que en el kiosko lo
encontraría. Así que allí me dirigí luego de lanzarle una mirada coqueta a
Freddy para que me siga. Y hasta alli me siguió Freddy, sólo que no fue su mano
lo que sentí esta vez, sino su miembro viril balanceándose contra mi trasero. No
duró mucho, pero ha sido muy delicioso para mí sentirme zamaqueada por primera
vez. He comprobado que la realidad es mucho mas rica que todas mis fantasias.




El mismo Martes por la noche



Aunque pensaba en en Freddy y en la femenina vivencia de
haber tenido un cazón puesto y un pene frotandome por atras, no sospeché que
fuese él el que estaba tocando a mi puerta. Mi hermana lo hizo pasar a la sala y
luego me llamó para que bajara de mi dormitorio. Adopté el paso de una princesa
mientras descendía por las escaleras, lo miré coquetamente y sonreí. En ese
momento me sentí enamorada. Luego de verificar que nadie nos miraba, me acerqué
a él y le di un beso en la mejilla, y me retiré hacia el sillón frente a él algo
sonrojada. Allí agaché la cabeza y lo miré de reojo. No sabía qué decir, y se me
ocurrió tomar un papel y un lápiz. Escribí algo y le entregué el papel:



"Freddy, piensa que tienes frente a ti a una mujer que te
ama"



Él extendió su mano para que le alcance el lápiz, y escribió:




"Desde ya considérame tu marido. Esto será siempre un secreto
entre los dos. Me voy. Nos vemos mañana"



Miércoles



Sin darnos cuenta, los dos habiamos definido el juego que
ibamos a seguir en el colegio. Yo le pasé un papel que decía: "Pon tu rodilla",
y él respondió: "Quiero que tu culito se coloque primero y muévelo para que yo
me excite. Quiero ver tu trasero sufriendo por mí, deseándome, mientras yo te
castigo negándote mi rodilla"



Al leer esas palabras, algo me remeció. Me estaba gustando
sentir que me humillaba. Fue una experiencia nueva y muy agradable que se
prolongó toda la clase, entre súplicas hacia quien empezaba a considerar como mi
hombre. Luego de varios ruegos de mi parte, él ponía su rodilla en el sitio
exacto donde me daba más placer y la retiraba poco después dejándome deseosa.
Los ruegos proseguían a través de papelitos y él me premiaba con una nueva
caricia. Y así, varias veces. Cuando su rodilla no estaba allí, me parecía que
mi cuerpo estaba incompleto, que faltaba algo de él tocándome, pero al mismo
tiempo me excitaba saberme sometida a él y depender de su voluntad. Sufría y
gozaba al mismo tiempo.



Jueves



Por momentos me provocaba llegar vestida de mujer al salón de
clases y otras veces me daba mucha verguenza. Cuando me sentía mujercita, era
bien mujer ante todo el mundo. Cuando la verguenza me cohibía, era una mujer
fiel a Freddy, y me complacía mucho sentirme su esclava. Las otras veces, en
cambio, soñaba con ser la mujer de todo el salón. Creo que gozaba al ser
castigada por él, sentía como que merecía ese castigo por mis malos
pensamientos.



Justamente con estos pensamientos entré al salón. Freddy es
bien macho y fuerte, pero Enrique es mucho más guapo. Así que toda la clase la
pasé mirándolo. Freedy no se dio cuenta, pero mientras me ponía su rodilla como
de costumbre y yo estaba con mi cabeza recostada sobre mi carpeta, mis
pensamientos estaban puestos en Enrique.



Al salir al recreo, me he colocado delante de él y me
detenido bruscamente para que él se choque conmigo, precisamente para que me
tome por detrás y me empuje. Yo he sentido su cuerpo arremetiendo contra mi
trasero y he simulado perder el equilibrio y caerme. Enrique me ayuda a
levantarme. Siento esos brazos tomando los míos y me incorporo soñando que mi
príncipe azul me levanta y me carga para llevarme a la cama.



Luego me dirijo al kiosko y lo espero. Enrique de pronto está
detrás mío y me toca el trasero con su mano. Yo muevo mi culito lateralmente en
señal de aprobación y él va más allá haciéndome sentir la inmensidad de su
miembro. Es mucho más grande que el Freddy, a quien en ese momento veo a mi
costado mirándome con cara de molesto. Lo siento deslizar su mano hacia mis
nalgas e interponiéndose entre Enrique y yo. Me toma de la cintura y me
balancea. Sin aviso, Freddy empieza a golpear a Enrique y se arma un lío de los
mil demonios. Yo huyo despavorida y me hago la enferma para que me envíen a mi
casa.



Ya en la tranquilidad de mi dormitorio, recuerdo los momentos
y pienso que todos se han dado cuenta. Por un lado me sentía temerosa, pero por
el otro... ¡qué inmesa alegría! Mi identidad femenina avanzaba a grandes pasos.
De la emoción, me puse el vestido que le había robado a mi hermana. Y fue en ese
momento en que Freddy llamaba a la puerta de mi casa y escuché que mi mamá le
indicaba que yo estaba en mi cuarto y que subiera no más.



Todas las casualidades se juntaron para que mi feminidad
avance. Cuando Freddy entró a mi cuarto, encontró a una jovencita, a una
adolescente excitada que corrió a sus brazos y le dio un beso.



--Ya todos lo saben, Sandra --me dijo.



--No me importa. Yo quiero ser una mujer.



--Todos en el salón quieren que mañana vayas como chica.



Me di media vuelta y puse mi trasero a su disposición.



--Pues hazme sentir mujer, mi amor, para estar preparada.



Freedy me abrazó, luego me tomó de la cabeza y me fue bajando
hasta que mi boca llegó a su miembro viril.



--Ve aprendiendo, nena, sácalo y chúpalo, que mañana te
presento como mi mujer. A Enrique le he sacado la mierda.



No más terminó de decir eso y yo estaba desesperada abriendo
el camino hacia su miembro. Fue la primera vez que mis labios sintieron la
humedad, la dureza y hasta los latidos de esa torre vigorosa que se me metía en
la boca y me dejaba todos sus jugos calientes y deliciosamente pegajosos.



Estrenada con una abundante eyaculación sobre mi cara, con su
leche chorreando por mi nariz y mis mejillas, con mi boca lamiendo con fuerza y
sacándole hasta la última gota: así he sido feliz esta noche. He vivido la
maravillosa experiencia de una sumisión total. Con el recuerdo de mi vestido
sobre mi cuerpo, con mi cuerpo de rodillas ante Freddy y mi boca brindándole
placer, con esas escenas de mi feminidad con una verga dentro de mi boca empiezo
a pensar en el día de mañana, cuando ingrese vestida de mujer al salón de
clases.



Viernes



Freddy pasó muy temprano por mi casa y me ayudó a escoger
entre los cuatro vestidos que le robé a mi hermana. Uno por uno me los fui
poniendo y desfilando ante él como una modelo de pasarela. Mientras caminaba
coquetamente, él me levantaba el vestido o me agarraba las nalgas. Yo me hacía
la ruborizada, la inocente, y noté que a Freedy le gustaba esa conducta mía.



El decidió por el vestido negro y la lencería del mismo
color. En un maletín metimos las medias negras, el calzón, el portaligas... Y
partimos hacia el colegio.



Pasamos por el baño, que por suerte estaba cerca del salón, y
de allí salí convertida en una colegiala rumbo a un aula con 30 hombres
excitados.



Freddy me tomó de la mano y me llevó hacia el salón. Yo
esperaba encontrar un alboroto, pero me di con la sorpresa que todos estaban
callados. Después de unos segundos de estar con la cabeza agachada, avergonzada,
levanté la vista y me encontré con la mirada penetrante de todos, examinándome
de pies a cabeza, con cara de asombro.



La quietud del salón se quebró con los primeros susurros.
Enrique quiso levantarse, pero Freddy le ordenó que se quedara en su lugar.
Todos empezaron a reclamar. Yo no sabía qué querían. Empezaron a discutir con
Freddy hasta que él no pudo contener a los demás, y me dijo que tenía que
chupársela a todo el salón.



A esas alturas, la idea no me resultaba nada desgradable,
pero me hice la ofendida, actitud que no duró más que unos segundos, pues
inmediatamente Enrique se acercó a mí, me tomó por atrás, y me dijo: "No
quisieras tener en la boca eso que sientes en tu culo". En realidad, lo que
sentía no era mucho. La verga de Enrique era muy pequeña, pero me pareció
simpático comenzar por la más chiquita y sentir cada vez una verga más grande.




Se sentó en la silla del profesor. Yo me puse de rodillas
inmediatamente, le abrí el pantalón y bajé la cremallera hasta que emergió su
pequeño pene, que creció algo al contacto de mis labios y los movimientos de mi
lengua.



Levanté la vista y vi el guapo su guapo rostro. Se la chupé
mientras lo miraba. Su belleza física me estimulaba a embestir contra su pene
sintiéndome una mujer muy afortunada al hacerle eso a alguien tan apuesto.



Enrique eyaculó rápida y sorpresivamente. El tamaño de su
pene no iba de acuerdo con la potencia de su eyaculación ni tampoco con la
cantidad de leche. Me mojó el cabello y todavía le alcanzó para mojarme buena
parte de la cara.



El siguiente era Javier. Cuando pasé mi mano por su sexo, me
sentí una delicada mujercita con a la enormidad de carne que estaba palpando. La
tenía apretada contra su pantalón y de costado. Empezaba a tomarla y recorría
toda su longitud, que parecía no acabar nunca. Cuando la sacó, todo el salón
aplaudió y se reía. Javier me sentó en la silla. Me dijo que cruzara las
piernas. Yo obedecí rápidamente, posando de la manera más femenina posible,
mientras seguía con la vista la enorme pinga de él, que se movía de un lado a
otro. Me pídió que pusiera las manos atrás, y que mirara hacia los demás, hacia
adelante. La mirada de todos se dirigía a mis piernas cruzadas y a mi vestido
algo levantado, que dejaba ver parte de mi liguero.



De pronto sentí algo húmedo y caliente en mi mejilla derecha.
Yo giré la cabeza para alcanzarla con mi boca, pero él se retiró gritándome que
siga mirando hacia adelante. No bien giré sumisamente, ya tenía en mi otra
mejilla esa misma humedad que anunciaba la presencia de unos 25 cms. de
masculinidad potente y amenazante. "No te muevas", me dijo. Y fue acercándose
hasta casi llegar a mis labios. Me moría de ganas de tener eso en mi boca, pero
él no me dejaba.



Continuó dibujando mi cara con su verga, y a su paso me
dejaba el rastro de sus jugos.



Cuando la puso sobre mis labios, yo abrí mi boca lentamente
dejando pasar la punta hacia mi interior. Fue una penetración oral, porque mi
boca alcanzaba con las justas para el diámetro descomunal de su pinga.



Con mi boca toda abierta, él se fue balanceando metiéndola y
sacándola, mojándome toda la boca y lubricándomela. Luego se quedó quieto. Fui
yo entonces quien empezó a moverse, pero él me dijo que no lo hiciera, que aún
no quería eyacular, pues quería metérmela por el culo.



No medí bien las consecuencias (y por supuesto, tampoco las
dimensiones de su miembro), porque acepté gustosa de inmediato.



Su primer avance fue una prueba de fuego. No era virgen, pues
en mis noches de mujer solitaria en mi casa, ya me había metido varias cosas por
el culo. Sin embargo, esa primera embestida me hizo gritar. Tomada de las
caderas, como a una perra, Javier empezó su paseo por mi conducto anal con un
intento breve, pero violento. Sentí nuevamente dolor, y sentí alivio cuando
deslizó su pene por la puertita de mis entrañas, lubricándolo. Me sentí bien
mojada y me animé a pedirle que ingresara ya a mi mundo interior, que estaba
lista, apta, preparada para cualquier cosa.



La primera barrera ya había sido vencida. Su cabeza estaba ya
dentro de mí, con comodidad. La puerta de mi culo estaba mojadísima, alojando a
un huésped muy querido y deseado.



El segundo avance fue muy difícil. A pesar de que yo sentía
adentro cómo sus juguitos brotaban para ayudarme a soportar mejor sus
embestidas, el dolor era bien fuerte, aunque también era delicioso. Comencé a
gritar que me dolía mucho.



--Me duele!, me duele!... pero me gusta!!!!



--No me digas eso que me alocas -- me dijo Javier.



Y acompañó a sus palabras con una embestida brutal que quebró
cualquier final resistencia.



Él era ya poseedor de mis entrañas. Entraba y salía como en
su casa. Mi culito, dilatado, latía cuando él retiraba toda su interminable
longitud. Debo confesar que esa parte de la penetración anal tiene un gustito
especial. Todo él se va retirando y una siente la fricción de otra manera, como
cuando nos sentamos a defecar (disculpen la vulgaridad), pero con la diferencia
que nosotras no controlamos esa retirada. Es como si él decidiera por nosotras.




Yo la tenía toda adentro destrozándome cada centímetro
conquistado, cuando entró el profesor y...



..reclamó su parte!!.



Javier me la metía por el culo y el profe me penetraba por la
boca. Los dos estaban tan sincronizados, que sus movimientos resultaban
elegantes y el sentirme poseída me estaba siendo muy cómodo. Javier eyaculó
primero dejándome más húmeda por dentro. Pero eso no impidió que yo siguiera con
toda su torre adentro. La dejó allí, rígida y quieta, en toda su extensión,
explorando serenamente mi interior.



Yo estaba sentada sobre Javier, y tenía que agacharme para
alcanzar la verga del profe. Cuando eyaculó, lo hizo con la verga adentro, y
lanzó un chorro que me hizo atorar y toser hasta escupir toda su leche hacia su
miembro, el cual mamé hasta dejarlo seco, flácido y exhausto.



Sábado



Me despierto boca abajo. Mi pene, perdón, mi clítoris se
frota con la cama. Levanto luego mi culito. Soy una mujer

ttika

miércoles, 11 de agosto de 2010

Ustedes dirán

Las mujeres son seres sumamente sensibles y se enamoran con facilidad, entregan su corazón y su cuerpo con el único interés de sentirse amadas. Pero cuando se sienten encerradas en una relación sin amor, sin pasión, sin deseo, optan por ser infieles.
La falta de atención de la pareja, el trato como un mueble más de la casa, el machismo, la poca o ninguna satisfacción sexual, son unas de las muchas causas por las cuales las mujeres son infieles. Es decir el hombre es el único culpable de que las mujeres busquen en otro lado o de otra manera la satisfacción sexual y amorosa, como por ejemplo; la utilización de objetos sexuales, el cambio del apetito sexual, las relaciones con personas de la familia.

La gran mayoría de los hombres piensan que las mujeres solo necesitan una casa bonita, un apellido prestigioso, una vida cuadrícula, sin emociones, sin buen sexo, sin locuras; se sienten los dueños del mundo al pensar que lo controlan todo, son machistas, egoístas, agresivos. Y esto no solo ocurre en los matrimonios que llevan muchos años de convivencia, sino también por diferencias de edades, por la poca comunicación, por el estrés del trabajo.

No es lo mismo tener relaciones con un hombre mayor; que en ocasiones solo desea compañía y nada de acción, que tenerlas con un hombre joven; con la capacidad de satisfacerla. Para concluir, quisiera agregar que la infidelidad no es un problema, sino una dura situación que es posible evitar si tanto el hombre como la mujer.

Antonio y ....

Mi esposo se llama Antonio y proviene de una familia muy conservadora en todos los
aspectos. Por mi parte, provengo de otra familia tan o más conservadora que la de Antonio,pero con la diferencia de que estudié en un internado suizo para señoritas. Posteriormente mis años de universidad, los viví "sola" en ciudades como París,Roma, New York, San Juan, y desde luego Madrid.
Antonio tiene viviendo conmigo, como cinco años. Nos casamos oficialmente hace tres, con velo y corona, como a criterio de mi esposo y de nuestras familias debía ser. De haber sido por mí, hubiéramos continuado como estábamos, pero debido a la insistencia de Antonio y de nuestras familias accedí a ello. Tras estar viviendo cinco años con él, un día me levanté cansada de hacer siempre lo mismo en la cama. Eso se lo comenté a mi terapeuta, y ella me recomendó, que procurara hablar con mi esposo sobre esa situación, y así lo hice. Debido a la conservadora educación que recibió, la respuesta de mi esposo fue negativa. La terapeuta, me orientó a que usara la imaginación o fantasía en principio, mientras yo debía de ir tratando de convencer a mi esposo.

Al principio me costó algo de trabajo, pero al cabo de unos cuantos meses. Era toda una experta, a tal grado que me acostumbré a fantasear a diario. Observaba una situación, la que fuera, y partía de ella para imaginarme una historia, en la mayoría de las ocasiones, era totalmente mental, al principio. Posteriormente mientras visualizada mentalmente una situación, mis manos, discretamente me las metía de bajo de la falda y me auto satisfacía. En cierta ocasión mi esposo se dio cuenta de ello. De que yo mientras me encontraba viendo una novela. Me imaginaba que era la protagonista, y que el galán de la novela, se revolcaba conmigo en medio de mi sala, frente a la asombrada mirada de mi esposo y nuestras respectivas familias. Claro ésta que él, no podía ver las imágenes que yo tenía en mi mente, pero si vio con lujo de detalles como yo me encontraba, sentada en el sofá, con las piernas
abiertas y sin bragas, acariciando por dentro mi concha.
En otra oportunidad, nos encontrábamos en una cena de negocios, en la casa de su socio,cuando mi atención se fijó en un lienzo que representaba, una escena campestre, de unas dos parejas, como en un día de campo, en el cual las mujeres posaban desnudas. Mi imaginación, me llevó a ser la tercera mujer sin ropa, a la cual, mientras las chicas me acariciaban, los tipos me follaban. Una de mis manos la tenía en mis senos, mientras con la otra me deleitaba, dándome entre mis piernas. Antonio me cortó la inspiración de ese tan grato momento. Al llegar a casa me comenzó hacer preguntas, las cuales yo le fui respondiendo según consideré conveniente.
Para quitarme esa fea e insana afición (según él dijo, en ese momento), Antonio me propuso un acuerdo, el cual consistía en que iba a realizar cualquier cosa que yo le pidiese en el ámbito sexual, con la condición de que no volviese a tener fantasías y a practicar esa indecorosa conducta nuevamente. Al principio yo solo me limité a pedirle que me acariciara los senos, y mis muslos, cosa que para ser tan sencilla a Antonio le costaba algo de trabajo.
Al cabo de una semanas ya se había hecho un experto, y su imaginación fue aportando
nuevas formas de acariciarme, pero no de satisfacerme del todo. Por ejemplo, en una
oportunidad me acostó en la cama, boca abajo. Me encontraba desnuda sin nada de ropa,
mientras que él vestido con chaqueta y corbata. Pasaba las yemas de sus dedos, por todo mi cuerpo. Una vez que terminó, me fue echando finas líneas de miel por casi todo la parte posterior de mi cuerpo, tras lo cual con su lengua me fue quitando la miel, pero ni por equivocación pasó su lengua por mi coño o mi culo. En esa ocasión me quedé dormida, de lo bien que me sentía.

Posteriormente yo le pedí que me besara mi concha, Antonio al principio puso algo de
reparos, pero al final lo convencí de ello, pero solo me la besó por fuera. En otra ocasión le solicité que me dejará besarle su pene, y a pesar de lo avergonzado que se encontraba me lo permitió. Y así, de esa manera sucesivamente fui ganando terreno. Nuestras relaciones, hasta ese entonces fueron de los más normales, yo me acostaba boca arriba y el se colocaba sobre mí, me lo introducía, yo medio me movía y él se corría, y punto. Luego que llegamos al acuerdo, las cosas fueron cambiando, debido a mis solicitudes. Me recuerdo cuando le pedí que me lo metiera en mi coño pero por detrás, su cara de asombro, era de lo más graciosa, pero al fin lo hicimos de una forma distinta. De pasó, yo siempre buscó literatura relacionada con lo sexual, ya sea para orientarme, o para copiar alguna posición.
Poco a poco fui llevando a Antonio por un mundo nuevo, de nuevas experiencias sexuales.
Hasta que al fin logré, que me mamara la raja, y me diera por el culo como a una perra. Al año del acuerdo, ya no necesitaba solicitarle las cosas que yo quería que me hiciese. Pero como todo lo bueno dura poco, comencé por aburrirme. Aunque Antonio en algunas ocasiones me sorprendía, como la vez que me trajo un consolador de color negro, y me lo empujó por mi coño, mientras me daba por el culo. Después le dio por traer películas a casa, al principio eran de parejas de hombre y mujer, pero luego trajo películas de mujeres con mujeres, mujeres con animales, y hasta de hombres con hombres, las cuales me llamaban mucho la atención.
Pero un día trajo, una película de dos mujeres y un hombre, y yo le pedí que se buscara a una golfa, para que compartiera la cama con nosotros. Yo lo dije en broma, y el se cabreó conmigo, me dijo de todo, hasta que me molesté, y le recordé el acuerdo. Antonio podrá haber sido un poco quedado y pusilánime, en las cosas del sexo. Pero cuando da su palabra la cumple, por lo que esa misma noche, se montó en su coche, y regresó con una tipa. Ella era algo mucho más joven que yo, y se hacía llamar "La Niña" debido a su porte casi infantil.
Al principio los tres nos encontrábamos algo cortados, por lo que decidí servir una ronda de brandy, y poner la película, no habían pasado ni quince minutos, cuando ya los tres nos comenzamos a quitar la ropa, mientras mirábamos la película, en la cual una rubia acudía con su marido que era un negro, a una consulta con una terapeuta sexual, que era una joven asiática. Mientras eran observados por la asiática, con bata de doctora, la pareja mantenía un encuentro sexual, al cual se sumaba la doctora posteriormente. No sin antes haberse metido la mano bajo la bata, y haberse puesto a jugar con su coño.
Serví otra ronda de brandy, y dije yo soy la doctora, y ustedes la pareja, así que a follar.
Debido a la forma de ser de Antonio, su verga no se encontraba en condiciones de ser usada, por lo que Niña posó su boca en la verga de él. En cosa de segundos, se armó Antonio, es verdad que no era como la del negro, pero ahí se encontraba, que es lo importante.

Por un buen rato la Niña y Antonio se magrearon, mientras que yo los observaba atenta, y mis dedos comenzaron a jugar con los bellos de mi coño, y a cada momento avanzaban más y más adentro de mí. Ya mi raja se encontraba toda húmeda por dentro, en eso vi como la verga de Antonio se iba introduciendo en el coño de Niña, y como ella lo disfrutaba, y lo demostraba moviendo sus caderas con fuerza. Yo que me encontraba bien excitada, me sumé a la pareja, colocando mi coño en la boca de Niña y mi culo en la de Antonio. Luego comenzamos a cambiar de posiciones. En una mi raja y la de Niña se encontraban pegadas, una contra la otra, nuestras piernas abiertas se encajaban entre sí. Al tiempo que Antonio, me hacía que se lo mamase, y luego para sorpresa mía me puso su hueco a la altura de mi boca para que con mi lengua se lo acariciara. Llegó el momento en que perdí la cuenta de los orgasmos que yo
había alcanzado, solo sé que al final cuando Antonio se corría sobre Niña, yo le pasaba mi lengua por su coño.
Niña nos siguió visitando de cuando en cuando, y en una oportunidad se presentó
acompañada, de una amiga, desde luego que Antonio y yo disfrutábamos de esos encuentros.
En esa ocasión fuimos tres mujeres contra él, a un mismo tiempo, a Niña la tenía por el culo, a la otra con su boca en su concha, y a mí me hacia vibrar con su mano dentro de mi coño.
Nuestras orgías privadas, por lo general eran los fines de semana. En cierta ocasión, por ser mi cumpleaños, Antonio trajo una película de una mujer que supuestamente era violada por cinco hombres a la vez. Un hombre por cada hueco disponible, y los dos restantes, con sus manos. Antonio al ver mi rostro, de inmediato dijo que no. Que cabrón no era. Ese día llegó Niña sola, y al enterarse de que yo cumplía años, preguntó si podía traer a una amiga, como un regalo de cumpleaños muy especial. Antonio aceptó de inmediato, y yo algo desilusionada por la actitud de él, acepté a regañadientes. Niña salió y regresó al rato con
Fabiola, una mulata de casi un metro ochenta de alto. Delgada, con una sedosa cabellera rubia, usando una mini falda, que nada más de respirar, dejaba ver la tersa piel de sus nalgas, sus senos eran grandes, pero firmes, los cuales apenas se ocultaban detrás de la blusa transparente que usaba, sus ojos eran de color miel y su voz más aguda que la de Niña o la mía. Antonio al verla quedó extasiado. Pero Niña, le recordó que Fabiola era su regalo de cumpleaños para mí.
Como de costumbre, se sirvieron bebidas, me cantaron el feliz cumpleaños, partimos el
pastel y me entregaron los regalos. Antonio me había comprado un set del cual yo me había enamorado, en cuero, el cual me probé de inmediato, quedándome monísimo. Por su parte Niña tomó la mano de Fabiola y la colocó entre las mías diciendo, que conste que es por tu cumpleaños que te presentó a Fabiola. Al decir eso me guiñó un ojo y pegó sus nalgas a Antonio, para luego continuar diciendo, comiencen ustedes que luego Antonio y yo las alcanzamos. Yo coloqué la mano de Fabiola sobre mi hombro y me encaminé a mi dormitorio. Tenía la sensación de que lo íbamos a pasar de lo mejor. Fabiola y yo nos entregamos a un largo beso sobre la cama, mientras las dos nos quitábamos parte de nuestra ropa, nos acariciábamos mutuamente, cuando ella dirigió los prominentes labios de su boca a mi coño, el cual ese día mi marido me lo había depilado por ser mi cumpleaños. Su lengua penetró hasta mi clítoris y lo chupó con gran maestría por un largo rato, yo estaba que no aguantaba más.

Me encontraba a punto de desmayarme, de lo feliz que me encontraba, tomé su cara y con mis labios busqué la boca de mi regalo de cumpleaños, luego me dediqué a
besar y a chupar sus bien formados senos, sentí que Fabiola se quitaba el resto de su ropa.
Cuando de momento. Sorpresa!! Sentí que una gran verga descomunal entraba por mi
vagina, yo con cara de asombro me le quedé viendo a los ojos a Fabiola ella se sonrió, mostrándome su blanca dentadura. En ese momento, un sin fin de sentimientos se volcaron sobre mi cabeza. Primero lo disfrutaba, pero me atormentaba lo que haría Antonio cuando entrase por la puerta, y viera que Fabiola me viola... Y después de lo que él había dicho.
Mi corazón casi se paraliza cuando la puerta se abrió. Primero entró Niña, con una cámara de video en mano, completamente sin ropas. Su mirada era sin expresión alguna, yo iba a decir algo cuando un dedo de Fabiola se posó en mis labios, y detrás de su boca. Antonio entró a la habitación desde mi posición apenas y podía verlo sabía que se encontraba desnudo la habitación, desde mi posición apenas y podía verlo, sabía que se encontraba desnudo.

Colocó sus manos sobre las nalgas de Fabiola, y la o lo penetró de golpe. Para mi era
impresionante ver que me estuvieran dando por el coño un quien sabe que cosa, y que mi marido se la o se lo clavara a su vez por el culo a esa persona. Al ver el rostro de satisfacción de Antonio comprendí, que ese arrebató que le dio cuando mirábamos la película solo fue una farsa, muy bien montada, al rato los cuatro cambiamos de posición en varias oportunidades. Hasta que ellos descargaron su ración de leche sobre nosotras, luego nos fuimos a la sala a ver el video, que me habían tomado. Mi cara era una mezcla de pánico, terror, confusión y alegría. Luego me explicaron que la Fabiola era un famoso transvestido, amigo de Niña, a la cual mi esposo le pidió que buscara para gastarme una broma.
El detalle es que Antonio, al terminar con nosotras, tomó la mano de Fabiola y se lo llevó al cuarto. Momentos después Niña yo entramos con cámara en mano. Sorpresa, Fabiola le daba por el culo a mi Antonio. Por su expresión claramente se veía que le gustaba, al principio me quedé paralizada. La voz de mi marido me sacó de mi estupor, me decía, Eli colócate de bajo de mí para disfrutarlo entre los dos. Temporalmente los dos se separaron, fue impresionante el ver como la kilométrica verga de Fabiola, salía del culo de Antonio. Mientras tanto Niña grababa todo con la cámara de video. Yo me acosté boca arriba, después de que Antonio me lamió el coño, me empaló, para luego sentir y ver como Fabiola lo empalaba a él. Era como la escena de la vieja película francesa Enmanuel... Desde esa fecha, no hemos vuelto a ver a
Fabiola. Pero en ciertas ocasiones, uso una verga de plástico, y le doy a Antonio por donde yo se que le gusta.

jueves, 24 de junio de 2010

mi primer papi

Mi relación con mi papa era la de cualquier padre-hija, no éramos muy unidos pero tampoco muy distantes. Después hubo actividades que nos fueron acercando más. Llegaba entre 1 y 2 am, cenábamos y veíamos la tele, antes solo unos minutos ya que no teníamos cable y a esa hora no había mas que productos "milagrosos". Después comenzó a comprar películas y las veíamos juntos en la madrugada.

Nos sentábamos como en el cine, después mas cerca, incluso nos recostábamos y yo ponía mis piernas sobre su regazo.
Una noche compre una película de terror, desde un principio le dije que era una miedosa y me senté prácticamente encima de él, lo único que no tenía sobre él era mi trasero, yo lo abrazaba fuertemente.
Ya se habrán dado cuenta que las películas de terror incluyen muchas escenas de sexo esas en las que se cogen a morir y llega el asesino, pues llevaba diez minutos la película y tal escena apareció, me puso bastante incómoda (siempre me pareció vergonzoso ver algo así con mis papas) Y para mi suerte tal asesino no se presentaba, con el tiempo empezó a relajarme y tal vez a disfrutar de esa escena, y para cuando me di cuenta ya me estaba excitando.
La escena larguísima termino y me di cuenta que en mi excitación había comenzado a acariciarle la pierna, no deje de hacerlo aun notándolo ya que no quería que se enterara que me había excitado, también caí en la cuenta de que él me había estado acariciando la espalda, pasaba sus dedos de arriba abajo, iban de mi cuello hasta lo más bajo de mi espalda, me estaba poniendo muy caliente, y lo único que me saco de transe fueron sus palabras:
-Ya acabo?-Dijo sorprendido.Wow la película había acabado y yo seguía perpleja en sus caricias, no pude más que contestarle:
-Si papi, no estuvo muy buena.-aunque la había disfrutado demasiado, quería prolongarlo aun mas, quería que me tocara, lo deseaba aunque sabía que estaba mal.
Se levanto y como yo estaba prendidísima le di un beso en la boca, le sonreí y le dije buenas noches.
Lo vio como algo inocente me sonrió y se fue a su recamara.
Esa noche no dejaba de pensar en lo excitada que me había puesto y me costó conciliar el sueco.
A la mañana siguiente desperté y no escuche nada, seguro se había ido a trabajar, yo había tenido un sueco espectacular en el que tenia sexo por primera vez y me daba cuenta que era con él, no me hizo gracia tal idea, pero tampoco me tenia preocupada, y entre mas lo pensaba más me excitaba al punto de tener que tocarme, no pude mas y me lleve las manos a mi vagina, me masturbe, me quite toda la ropa y así desnuda sobre la cama me toque los senos, mi trasero, toda, estaba tan excitada que me corrí pensando en el.
Me levante, me duche y me puse un short y una sudadera, era un país bastante frio, pero quería verme provocativa. Además la casa tenía calefacción.

Llego y cenamos como siempre, Puse una peli y me volví a sentar muy cerca de él.

-Esta no es de terror hija. Me dijo.
-Ya sé, pero quiero estar contigo. -Lodije como si dijera quisiera tener sexo contigo, me dio risa tal cosa pero sabia q el no notaria nada.

Empezó la película y trataba sobre una nena que era abusada por su tío, no era una buena película pero entretenía. Cuando termino empezamos a hablar sobre esta.

-Que horror, y en la propia familia.-Dijo él y me sentí un poco desilusionada.
-No me parece ESO lo más desagradable, es decir si hubiera sido por que ella quería no me hubiera parecido mal que fuera su tío, claro! si ella hubiese querido.
Dije esto y no me respondió, al parecer había descubierto mis intenciones, se me quedo mirando un rato aunque por cómo me había sentado solo tenía vista de mi cuerpo y no de mi cara, me observaba de pies a cabeza.
-Por que te quedaste tan callado... y que tanto me vez?
-Nada, es solo que haz crecido mucho y te haz puesto muy guapa.-Dijo un tanto nervioso.
En realidad no pensaba hacer nada con el solo quería que me tocara un poco y volver a sentirme como el día anterior. Así que me moví, baje mis piernas y me senté sobre el! frente a frente mis piernas totalmente abiertas a cada lado de las suyas, aquello parecía una posición para el sexo, tome sus manos y las puse sobre mis piernas, y le dije:
-De verdad crees que soy guapa?
-hija esto no está bien.-Dijo el pero no te como frente a mí un bulto empezaba a resaltar de su pantalón, a unos cuantos centímetros de mis genitales, lo estaba excitando.
-papi, no hacemos nada malo.

Le dije esto y me acerque aun mas a él estaba casi sobre su bulto.

-No hagas esto hija... asa... mmm-Repetia y empezaba a gemir de excitación.

Me quite la sudadera y debajo solo traía una blusa de tirantes bastante pegada al cuerpo, sin brasear, lo cual le dejaba una vista espectacular de mi escote.
Volví a tomar sus manos y como estaba tan excitada dejo de importarme quien era y las puse directo sobre mis senos,

-Hija...aja para.
Pero comenzó a masajearlos, los tomaba fuertemente y yo estaba cada vez mas caliente. Estaba por quitarme la blusa para que los tocara directamente pero él me detuvo.

-Hija detente, podemos pararlo aquí, te prometo que hare como si nada hubiera pasado.-Dijo con la respiración aceleradísima, casi sin aliento.

-Papa yo te deseo, y yo se que también me deseas.
Apenas dije esto y me volví a acercar, esta vez quede totalmente encima de él, podía sentir su miembro erecto bajo mi vagina, que deseaba no tener ese short ni que él tuviera su pantalón, me moví un poco de adelante hacia atrás y el gimió un poco, aquello se sentía delicioso, pero el tenia sus manos aferradas a mi cintura como pretendiendo detenerme.

-Hija para aa.. Por favor. Ya no sigas o no podremos detenernos.

-Quiero que me hagas el amor papa, quiero ser tuya.

-hija no está bien.

Empezaba a creer que tal vez pararía y yo no quedarme así, entonces comencé a moverme sobre él, sobre su bulto, de adelante hacia atrás, mientras el repetía que parara, pero yo no podía, estaba súper excitada, y empecé a hacerlo cada vez mas rápido.

-Para!!!-volvió a gritarme, me destetuno de la cintura con sus manos, y yo frene casi sin aliento le dije:

-De verdad quieres que me detenga.
Yo esperaba un rotundo y finalizador no... Pero me abrazo por la cintura, y acercó su cuerpo al mío, su cara a unos centímetros de la mía, me miro fijamente y dijo:

-Esto no es correcto.

Habiendo dicho esto, estuve a punto de levantarme, pero me tomo fuertemente y me beso en la boca con tanta pasión que solo deseaba que me quitara la ropa, siguió besándome mientras me bajaba los tirante de mi blusa, la bajo aun mas hasta que mis pechos quedaron al aire, comenzó a besarlos y chuparlos, mientras me decía que estaba tan buena, yo solo le pedía mas y que siguiera, me levanto de él y nos paramos para poder quitarnos la ropa, me quito el short y me rompió la tanga, el sequito el pantalón y el bóxer, pude ver su miembro erecto, y como no podía resistir más me avance sobre él y comencé a besarlo de nuevo, me recostó sobre el sillón,
-Papa, hazlo con cuidado, soy virgen...
-Abre bien las piernas y relájalas lo mas que puedas, tranquila, no voy a lastimarte.

Me penetro, grite entre dolor y placer, me pregunto si quería parar y le dije que no.
Pronto se fue el dolor y ya solo había placer, un placer que jamás había sentido, me penetraba una y otra vez pero seguía repitiendo q estaba mal lo que hacíamos aunque yo sabía que ya no iba a parar, y todo eso que decía, como intentando protegerme me parecía aun mas excitante.

Seguimos haciéndolo y estaba tan excitado que creí que se correría pronto pero pudo parar a tiempo, me hizo sexo oral,
-Sabes tan bien hija, eres mía mi niña.

-si soy tuya papa, quiero tenerte dentro de mi otra vez papi.

Pero siguió con el sexo oral, me corrí así un par de veces, y después volvió a penetrarme, estábamos por corrernos pero tenía miedo de embarazarme, le dije que no se preocupara que lo resolvería, y vino dentro de mí, se esenia calientita, pero era demasiada para mi recién estrenada vagina que comenzó a escurrirme por las piernas.

-Hija...aaa.te sientes mal por esto?... Que vamos a hacer ahora.

-Esperar un momento y volverlo a hacer papi, esta vez yo seré quien pruebe.

martes, 13 de abril de 2010

saludos

Estimado seguidores las disculpas del caso ya no en estos últimos meses se me ha sido un poco difícil poder contribuir los relatos ya acostumbrados, pido un poco de perseverancia.

jueves, 25 de marzo de 2010

colegio

En el colegio de Susana se sucedieron una serie de cambios en el último tiempo. Llegaron nuevos profesores e inspectores y se fueron otros además de la llegada de un nuevo director. Para la mayoría los cambios no representaban mucho y en general la cosa siguió igual, sin embargo, pronto comenzaron a levantarse algunas quejas entre las alumnas del colegio.

Una tarde, Susana conversa con sus amigas en la salida, donde Alberto, el nuevo inspector, esta de guardia y observa descaradamente a las alumnas mientras pasan. Francisca fue la primera en quejarse y después lo hace Julia, en realidad no son las únicas y varias chicas ya se han quejado de lo mismo. Les molesta la forma en que las mira e incluso que parece estarlas espiando. Susana, dada su voluptuosa y sugerente figura, no es la excepción y en varias ocasiones ha sentido sus desagradables miradas sobre su cuerpo. Viejo degenerado le dice ella en una ocasión al pasar frente a él, pero Alberto sólo sonríe como burlándose de ella.

Pero los problemas no solo estaban ahí, el nuevo profesor de biología también se estaba haciendo bastante impopular con los alumnos, estricto, severo y muy exigente, por lo que rápidamente se gana la hostilidad de muchos y Susana ciertamente no es la excepción. Sin embargo, ella comienza a notar ciertas cosas extrañas, en ocasiones se reúne a solas con algunas alumnas de otros cursos, las más guapas solamente, y su actitud bastante dura, cambia considerablemente hacia ella y otras chicas, haciéndose el caballero. Susana no es tonta y sabe lo que se esconde detrás de tanta caballerosidad, así que ella simplemente lo ignora y evita encontrarse con él fuera del horario de clases.

Durante un recreo mientras conversa con Natalia y Julia, Francisca aparece de improviso, furiosa, totalmente indignada. Estaba en la sala buscando unas cosas cuando se encontró con Alejandro, el profesor de ciencias. Ambos conversaron un instante y él le ofreció una nota privilegiada en la próxima prueba a cambio de ciertos favores de parte de la rubia. Julia y Natalia se quedan pasmadas al escucharla, en realidad no me sorprende dice Susana con tranquilidad, ella ya lo tiene entre ceja y ceja y les advierte a las demás que tengan mucho cuidado con él. Natalia propone acusarlo con el director, pero Susana lo rechaza, la situación podría agravarse y además fue el nuevo director el que lo trajo al colegio, así que la morena tiene razones para sospechar y mantener la boca la cerrada, al menos por ahora.

A pesar que Susana y sus amigas lo mantiene a raya y bajo vigilancia para impedir que Alejandro se pase de listo con algunas de ella, la morena sabe que no todas las chicas del colegio tienen los mismos escrúpulos. Esto lo confirma un día sábado cuando venia de una practica de básquetbol por la tarde. Cuando caminaba por los estacionamientos del colegio, ve a la distancia a Rachel, una compañera de curso, y considerada la más puta del colegio caminando junto a Alejandro. Rachel no es nada fea, es de pelo castaño claro, largo y rizado. Tiene ojos negros y es una chica reconocida por tener buenas piernas y un buen culo, además de ser sumamente fácil. Susana usa sus encantos y muy raramente recurre a alguna insinuación sexual solo en caso extremos. Rachel en cambio, cada vez que necesita algo no duda un instante en ofrecer su cuerpo a cambio de lo que necesite.

Curiosa, Susana decide seguirlos. Ambos se dirigen al estacionamiento donde Alejandro tiene su auto, Susana se mantiene cerca. Escondida tras un árbol, Susana observa con claridad a Rachel haciéndole una mamada y luego cabalgándole encima recibiendo su verga tanto en su coño como en su culo. Discretamente, Susana se toma sus pechos por encima de su polera, la boca se le hace agua mientras observa coger a Rachel. Si bien ambas no son amigas ni mucho menos, pero tienen cierta historia entre ellas cuando tras una fiesta en la que se pusieron completamente ebrias, terminaron follando con varios tipos.

Tras volver a clases el lunes, Susana les cuenta a las demás sobre lo que vio el sábado. Como se acerca una prueba de biología, sospechan que Alejandro pueda intentar algo, así que todas se ponen en alerta. Ese día por la tarde, Susana se ve forzada a buscar a Alejandro para hacerle una consulta por la prueba. En realidad, sus amigas también tienen dudas, pero Susana prefiere ir sola a preguntarle ya que en caso que él intente algo raro, ella tiene más carácter para defenderse. Susana lo busca por el colegio pero no lo encuentra, incluso va a los baños en caso que este ⿿divirtiéndose con Rachel, pero nada. Finalmente decide ir a la sala de profesores, pero nuevamente sin suerte, aunque sobre una mesa esta su notebook. Sin embargo , más le llama la atención una hoja en la que se encuentra una copia desarrollada de la prueba. Rápidamente Susana decide arriesgarse y comienza a copiarla para estudiarla más tarde. Tras lograrlo, ella abandona el colegio y va a buscar a sus amigas para mostrarles lo que encontró, sin embargo, ellas se muestran reacias a fiarse directamente de lo que Susana ha copiado, incluso Francisca que es bastante floja duda, al final ellas copian los resultados pero deciden estudiar en todo caso. Susana, fiel a su carácter, decide tomar la salida más fácil y se estudia lo que copió.


Llegado el día de la prueba, el nerviosismo se siente en el aire, sin embargo Susana esta completamente relajada al igual que Rachel. Cuando el profesor entra, de inmediato empieza a entregar los exámenes. Cuando se lo entrega a Rachel, Alejandro sonríe y de forma enigmática hace lo mismo con Susana, pero ella no sospecha nada. Rachel es la primera en salir, muy confiada, y poco después lo hace Susana. Después te veo le dice Rachel a la morena que se queda algo extrañada por el comentario. Alejandro esa misma tarde entrega los resultados, Susana se saca una excelente nota, cosa que la tiene feliz, sin embargo Alejandro le dice a Susana que la espera en la oficina del director, Susana esta nerviosa y no sabe el porqué, lo único que tiene claro es que algo se trae entre manos.

Después de clases, Susana va a la oficina, ahí se encuentra con Alejandro, Marcelo el director y sorpresivamente esta Alberto. Alejandro comienza a hablar y pone en duda la nota de Susana, ella se defiende diciendo que estudió para la prueba, pero Alejandro la acusa de haber hecho trampa. Susana se ve algo acorralada pero aun así sigue diciendo que la nota que obtuvo es justa, sin embargo Alejandro saca su notebook y muestra un archivo de video donde se ve claramente a Susana copiando las respuestas de la prueba, ella se queda sin habla, el computador lo deje encendido precisamente en caso que alguien tratara de pasarse de listo le dice Alejandro, Susana no habla. Marcelo se pone de pie y camina alrededor de Susana ofreciéndole una salida alternativa. No se trata de lo que yo pueda hacer por ti, más bien se trata de lo que tu puedes hacer por nosotros, Susana abre sus ojos de par, algo no va bien aquí. ¿Y que salida alternativa me propone usted? pregunta, eres una chica muy guapa, con buen cuerpo y si aceptaras divertirnos un rato, podría olvidarme o mejor dicho olvidarnos de todo esto le dice Marcelo. Susana se pone de pie y le da una bofetada, Marcelo solo sonríe, bueno, en ese caso mañana le enviare a sus apoderados la carta con su expulsión y los motivos de esta, además de contarles cómo te insinuaste para tratar de librarte del castigo: Susana se retira furiosa de la oficina, si decide cambiar de idea aquí estaremos señorita Susana le dice Alberto.

La morena esta que explota en el baño, patea las puertas y quiere enviar todo al infierno, ella debió suponer que algo andaba mal. Sin embargo cayó directamente en una trampa. No puede ser como voy a hacer esto, se dice ella misma sabiendo que no tiene elección, aun si habla con sus padres difícilmente le van a creer ya que esta dicha grabación que la inculpa y ella no sabe ni desea saber qué más pueden inventar, así que respira hondo y regresa a la oficina.


Nos alegra verla, pasaremos un buen rato los cinco aquí reunidos y después te podrás ir a tu casa con tranquilidad dice Alejandro, ¿los cinco, quienes cinco? pregunta Susana, decidimos invitar a tu amiga Rachel que se mostró bastante dispuesta a colaborar aquí dice Marcelo. Antes que Susana pueda decirle algo, Rachel la besa apasionadamente empujándola contra el escritorio. La morena trata de resistirse un poco pero no puede, las manos de Rachel se meten bajo su ligera falda acariciando sus nalgas mientras mete de forma insistente su lengua en la boca de Susana. Rachel la hace sentarse y después la pone de espaldas sobre el escritorio. En ningún momento Rachel la suelta y ahora le sube bien la falda para frotarle el coño. Los otros, que eran espectadores de lo que ellas hacían, deciden participar también.

Alejandro le sujeta la mano izquierda a Susana y le abre su blusa, Alberto hace lo mismo con su mano derecha, tomándola con fuerza, ¿así que soy un viejo degenerado? le dice a la morena. Ambos se deleitan al apreciar los pechos de Susana y su generoso tamaño. Un leve suspiro se escapa de sus labios cuando Rachel le devora el coño, le separa las piernas y le aparta su calzón hundiendo su lengua hasta el fondo. Rachel se abre su blusa también y después usa sus dedos para follarse a la morena. Susana también siente los labios de Alejandro y Alberto sobre sus pechos, le lamen sus erectos pezones y se los chupan vividamente. Por más que trata, Susana no puede evitar excitarse. De pronto, ella aprecia a Marcelo con su verga al descubierto sobre su rostro. Se la pasa por los labios a Susana y cuando ella abre la boca, se la mete por completo. Susana la acaricia con sus carnosos y apetecibles labios, el director literalmente la folla por la boca mientras la morena siente las lenguas de los demás recorriendo su cuerpo.

El director cambia de lugar con Rachel, ella le pone su coño encima a Susana y la morena ya excitada se lo lame con ansias. Fiel a su reputación, con énfasis en las primeras seis letras de esa palabra como dice la canción, Rachel coge las vergas de Alejandro y Alberto y se las empieza a mamar ahí mismo. Susana sujeta a Rachel de los muslos y le hunde su lengua con tanta fuerza como puede haciéndola gemir. La morena siente los gruesos dedos de Marcelo enterrándose y recorriendo su coño. Rachel les demuestra a ellos lo bien que sabe hacer una mamada y aquellos miembros se turnan en su boca, uno tras otro. Decidido a disfrutar con Susana, Marcelo, al ver lo mojada que esta, la sujeta de las piernas apoyándolas sobre sus hombros y la penetra con fuerza. Un quejido de Susana delata lo que ocurre. Rachel se aparta y ellos observan cómo se la cogen, sus grandes tetas se agitan ante las embestidas que recibe. Rachel le sujeta las manos estirándolas al máximo y Alberto, con algo de rudeza, se la folla en la boca. Alejandro no decide ser menos y junto al inspector se turnan para cogerla en la boca, sus miembros se turnan en la calida boca de Susana mientras Rachel le acaricia las tetas y la besa en el rostro.

Alejandro se sienta en un sillón y le hace una señal a la morena, Susana se le monta encima dándole la espalda. Alejandro la toma de sus caderas y la hace cabalgar sobre su miembro. La morena, aunque trata de evitarlo, no puede dejar de gemir ardientemente, esto hace que Alejandro se la coja con más ganas aún. Frente a ella, Marcelo y Alberto se follan a Rachel que disfruta una barbaridad de sus vergas. Alberto se acerca a Susana y le pone su miembro frente a su rostro, ella lo atrapa con sus manos y después lo conduce a su boca, vaya, vaya sigue así muchachita tu si que sabes mamarla le dice él gozando de la mamada de la morena, luego saca su verga y le exige a Susana que le haga una paja con sus tetas, cosa que hace de inmediato frotándosela intensamente y con su lengua lamiendo la roja cabeza del duro miembro. Al poco rato aparece Marcelo y Susana tiene hacerle una mamada a él también, ella se ve en la obligación de cumplir con los tres.


El inspector se sienta junto a Marcelo, Susana cambia de verga pero antes de recibirla en su coño, Alberto la separa abriéndole las nalgas y dejándola caer sobre su verga, un fuerte quejido libera Susana al ser penetrada por su culo con tanta brusquedad, ¡imbécil desgraciado, no sabes coger a una mujer! le grita furiosa. Esto molesta a Alberto que con mucha fuerza se la coge por el culo, ¡chiquilla insolente ahora verás! le responde él. El culo de Susana es duramente penetrado, la morena llega a gritar al ser cogida de semejante manera, sus quejidos son finalmente ahogados por la verga de Marcelo que desliza entre sus labios de forma insistente. Rachel por su parte, no duda en imitar a la morena y le ofrece su esplendido culo a Alejandro que rápidamente la hace delirar encima del escritorio.

Las vergas de los tres pasan por el culo de Susana que ya no da más. Se la han cogido con todo y ella da signos claros de cansancio y que pronto se va a correr. Marcelo despeja el escritorio y se acuesta sobre él haciendo que Susana se le monte encima dándole en su coño. Los pechos le quedan sobre su rostro y él se los devora mientras ella se ocupa de la verga de Alberto. Alejandro le da por el culo. Susana observa cómo Rachel se masturba en el sillón mientras a ella se la cogen. De pronto, Alejandro retira su miembro y Susana ve algo extraño más allá, pero no puede ver mucho dado que Alberto le sigue metiendo su verga en la boca, ahora me toca a mí follar ese lindo culo que tienes le dice Rachel al oído a Susana. La morena se da cuenta que Rachel se ha puesto un consolador amarrado a su cintura, Rachel la penetra lentamente, Susana guarda silencio pero su cara expresa claramente lo que siente, dolor y placer.

Rachel se la coge con todo, le da bien duro al culo de Susana y después le pide a Alejandro que se la folle también. Los cinco follan simultáneamente sobre aquel escritorio, con Susana llevándose la mejor o peor parte. ¡Toma, toma morenita, tienes un culo tan estrecho! le dice Rachel a Susana. De pronto unos fuertes quejidos de Susana indican que ella se ha corrido, ellos la dejan y Alejandro, Marcelo y Alberto acaban sobre la morena y sobre Rachel que de inmediato besa y lame el cuerpo de Susana.

Como puede, Susana recupera el aliento y comienza a vestirse, nada mal, nada mal dice muy satisfecho Alberto, los otros dos comparten su opinión. Sabes susanita, ya hice un trato así que tengo asegurado el pasar de curso, por que no te nos unes así podrías ganar muchas cosas, incluso seria divertido estar juntas le propone Rachel. Susana ya ha tenido suficiente por hoy y ese comentario finalmente la saca de sus casillas. Una violenta bofetada fue la respuesta de la morena a la propuesta de Rachel, que termina por el piso golpeándose contra él escritorio y llorando. ¡Si ustedes, tropa de degenerados, creen que me voy a prestar para complacerlos cada vez que quieran, están locos! les grita indignada Susana, bueno yo creo que así va ser, en mi notebook tengo guardado todo lo que ocurrió aquí, así que a menos que quieras que esto se divulgue, será mejor que obedezcas, Alejandro la mira a los ojos tras decirle esto, Susana siente que le han dado un golpe en el estomago pero se mantiene firme, les aseguro que como sea me voy a desquitar Luego ella se retira dando un portazo.


En su casa, Susana se da una larga ducha, se siente sucia y en su habitación no hace más que llorar, no cree lo que le esta pasando y no tiene ni la menor idea de cómo salir del lió. En la noche casi no duerme y se siente pésimo. Si habla con sus padres, ellos no le van a creer y es probable que les de un ataque, así que por ahora, mientras piensa en algo, decide quedarse callada.

De vuelta en el colegio, apenas entra, ve a Alberto que le sonríe de forma burlesca. Rachel se mantiene alejada y su rostro exhibe claramente las marcas del golpe de Susana. Me caí dice Rachel que sabiamente evita toparse con Susana. Un compañero le habla a Susana que la nota muy deprimida, le pregunta que le ocurre pero ella no le contesta al principio, me siento mal le dice después y se aleja. Cerca del horario de salida, Alejandro le dice que el viernes tendrán otra reunión, Susana se aleja indignada pero sabe que deberá ir, no tiene otra elección. Más tarde ve a los tres degenerados, como les dice ella, conversando, por sus caras parece que algo anda mal pero a ella no le interesa saber, tiene sus propios problemas. Pasa a una plaza cercana y sola se fuma un cigarro y después sigue hasta su casa.

Susana, oye, espera un poco le dice su mamá al verla dirigirse a su habitación, de malos modos Susana se detiene, te llegó esto, no sé quien lo envía, hace apenas media hora te lo vinieron a dejar pero no tengo idea de quién es. Susana recibe el paquete que es bastante grande y se va a su habitación. Al abrirlo se queda atónita al ver que dentro esta el notebook de Alejandro, después encuentra un sobre con una pequeña carta, me pareció algo horrible lo que te hicieron, así que espero que esto te ayude a poner las tablas a tu favor, la clave de acceso al computador es sexygordita, ahí encontraras los archivo de los cuales ninguno a sido copiado, en el sobre hay unas fotos bastante comprometedoras de ellos que te serán útiles, tú sabes qué hacer con ellas. Un saludo de tu ángel guardián Abajo, al final de la carta, Susana ve el hermoso dibujo de un ángel. Rápidamente ella revisa el sobre y encuentra las fotos de ellos en un conocido burdel, en completo estado de ebriedad y acompañados de varias prostitutas e incluso con Rachel. Susana sonríe y rápidamente revisa el computador donde encuentra la grabación que hicieron de la orgía de ella y de cuando copió los resultados de la prueba. Además se da cuenta que ellos ya habían estado haciendo algo parecido con otras chicas, todas de cursos mayores, desgraciados hijos de puta, ahora me las van a pagar, Susana toma su celular y habla con alguien, le tengo algo muy interesante aquí le dice ella.

Al día siguiente, Susana llega atrasada al colegio, sin embargo, sus amigas están afuera mientras los apoderados, indignados, tratan de ingresar. ¡Menos mal que llegaste, esta la cagada aquí! le dice Francisca muy alterada, ¿Qué paso? pregunta Susana, mira estas fotos, están en todos los diarios dice la rubia y le entrega uno a Susana, ella sonríe de forma malévola. En la portada hay una foto del director bailando sobre una mesa con dos prostitutas desnudas. Las fotos que le enviaron a Susana ella se las hizo llegar a un periodista y de ahí estallo todo. Ahora los apoderados exigen la salida de los involucrados incluida Rachel o demandarán al colegio por tener semejantes directivos, de la Rachel no me extraña nada dice Susana con seriedad.

En un vehiculo de la policía los llevan a todos detenidos, incluida Rachel que llora desconsoladamente y protesta alegando que ellos la obligaron a todo. Susana y sus amigas se acercan a mirar cuando el director va saliendo en otro auto, él mira hacia afuera y ve a Susana, ella, de forma burlesca, le hace un saludo con las manos y le tira besos mostrándole la portada del diario. Finalmente las clases se suspenden hasta mañana en vista del alboroto ocurrido.

En su casa, por la noche, Susana borra todos los archivos y planea destruir el computador para evitar que alguien lo encuentre. De la carta recorta el dibujo del ángel y lo pega en su diario de vida. Se tira en su cama y mira hacia el techo, ¿Quién eres en realidad, mi ángel guardián? se pregunta ella antes de dormirse.

lunes, 25 de enero de 2010

Como me gusto ser infiel

Siempre me he considerado una señora recta, con buenos principios y ánimo familiar, al menos así me educaron en casa, me prepararon para llevar a cabo los deberes familiares y creo que hasta ahora los he cumplido fielmente. Somos una familia medianamente acomodada y pudiente.

Hola a todos. Mi nombre es Isabel, pero para mis amigos simplemente soy: Chabelly

Tengo 18 años de casada y 2 hijos, y a mis 36 años aun despierto el deseo sexual de muchos hombres. Soy alta, de tez blanca, de complexión un poco robusta y me encanta teñirme de peliroja. Lo mejor de mi cuerpo es mi trasero: grande y duro, los senos son de tamaño normal, mis piernas son torneadas y marcadas de tanto hacer gimnasio y en general tengo buen cuerpo. Soy una mujer frondosa. Me gusta vestir con ropa de marca y siempre sexy sin caer en lo vulgar, y claro, estar a la moda.

Me considero muy sociable y amiguera, y siempre he tratado de portarme bien y a pesar de que me casé muy joven nunca me ha desagradado sentirme deseada por los hombres, aunque ahora en mi papel de señora eso me excita mucho más. La verdad es que coqueteo muy bien cuando me lo propongo.

Con mi esposo no tengo excusas, es un buen padre, salvo que es mujeriego, aunque nuestra relación sexual y sentimental es muy poca debido a que apenas un año le comprobé la segunda infidelidad con una de mis amigas, y tal vez para remendar sus deslices ahora más que nunca me conciente mucho.

Tengo coche propio, salgo con mis amigas, voy de compras, me gusta asistir a reuniones, salir de viaje, la verdad es que mi esposo confía mucho en mí. En otras palabras me deja hacer todo lo que yo quiera, y eso me ha dado pie a tener muchos pretendientes y enamorados. Incluso, aceptar sus invitaciones a salir con algunos de ellos, que me chuleen con llamadas y mensajes de textos algo coquetos y atrevidos.

Pero en todos estos años de casada he tratado solo de coquetear con mis pretendientes y ya, dejarlos con ganas de tenerme y despertar sus deseos mas bajos conmigo, y como a veces me dice un buen amigo:
- Ay Chabelly, eres una calienta pollas solamente - Y claro que todo esto me prende.

En más de una ocasión he estado tentada ha entregarme en cuerpo y alma, dejar volar la excitación que despierto y dejarme hacer todo lo que ellos quieran. Aunque confieso que he tenido un par de deslices muy cachondos y excitantes que en otra ocasión si gustan les contaré con detalles.

Pero sucede que a pesar de tener tantas comodidades y pretendientes veía que mi vida era monótona: levantarse e ir a la escuela a dejar a mis niños, asistir al GYM, de compras al súper y de regreso por mis niños y atender al marido, en fin, una rutina. Sentía que mis emociones y mi cuerpo me reclamaban escapar de todo eso, y sin darme cuenta me empecé a volver mas desinhibida, y cada oportunidad que tenía de salir con mis amigas las aprovechaba al máximo.

Fue en mi último cumpleaños que junto con mi mejor amiga Marvi, que tenia una vida muy parecida a la mía, a pesar de ser muy bonita y atractiva, de tez blanca y alta, una silueta bien delineada y unos pechos envidiables. Caía en esa misma rutina de vida, pero decidimos soltarnos un poco más de las ataduras de un esposo y de un hogar, sin que fuera muy evidente. En primera decidimos beber un poco en nuestras salidas, hablarnos con palabras mas atrevidas, fumar más de 5 cigarrillos, vestirnos más provocativas y aceptar coqueteos de los hombres. Y sin darnos cuenta se nos dio muy fácilmente todo esto. Y aquí comienza una de tantas aventuras que hemos pasado.

Un viernes por la mañana temprano recibí un mensaje de texto de Marvi diciéndome:
- Hola amiguis, ¿apuesto que aburrida verdad?, ¿por que no salimos de traviesas a putear un rato en este viernes social?. Quiero irme también a comprar algo de ropa y comer juntas.

Quedamos de vernos antes de medio día en mi casa para irnos. Dejé todo preparado y pedí permiso para no llegar a comer, avisando que andaría con mi amiga. Ya que vivimos en provincia decidimos ir a la capital que nos queda a 1.5 HR de distancia, además que allí no éramos conocidas y podíamos soltar nuestras emociones. Una vez estando en una de las tiendas compramos ropas un poco atrevidas y decidimos estrenarlas allí mismo, ya que de nuestras casas salimos vestidas de manera normal.

Marvi se puso uno pantalón súper ajustado completamente a las caderas en color blanco, donde se le marcaba una diminuta tanga del mismo color y hacia resaltar sus redondas y bien paradas nalgas, una blusa rosa de tirantes y ombliguera que descubría su bien marcado abdomen ya que ella es esbelta y con una figura bien formada como de adolescente.

Yo por mi parte y para contrastar con ella, me puse un vestido de tela delgada en florecitas naranjas y verde olivo, con un tremendo escote en toda la espalda y en la parte de enfrente marcaba muy bien mis senos y los dejaba muy insinuantes, el vestido terminaba en forma de picos y me llegaba a media pierna y con una tanga roja solamente. Ambas no llevábamos sostén para mostrar nuestros pezones que en todo momento resaltaban.

Salimos de la boutique pensando que nos veíamos como dos putas con clase y nos dispusimos a empezar la aventura y correr los riesgos que buscábamos al andar vestidas así por una ciudad donde no nos conocían, por que en la nuestra jamás podríamos siquiera imaginar vestirnos así y andar como si nada, ya que somos muy conocidas por el trabajo de nuestros esposos.

Total que dejamos el coche en un estacionamiento y caminamos un poco buscando un buen restaurante para comer, y a cada paso que daba estaba llena de excitación de sólo imaginar que me encontraba casi desnuda andando así, que todas las miradas de los hombres me desnudaban y pedían devorarme. Mas de uno se atrevió a lanzarnos piropos, a veces agradables y otras un tanto groseros. Le pregunté a Marvi y ella se sentía igual:
- Ay Isabel, de veras que andamos solo calentando vergas y pidiendo a gritos que nos cojan ahora mismo.

En un momento de esos nos detuvimos en un aparador de zapatos, y me percaté que un chico bien vestido de aproximadamente 25 años y con una maleta de deporte en la mano andaba siguiéndonos discretamente. Al principio me asusté un poco pero Marvi me dijo que no pasaba nada, que ya se había percatado de él pero que no desconfiara. Mientras observábamos en el aparador se acerco detrás de mi y ahí se quedó. Y en el reflejo del cristal del aparador ví que había puesto su maleta en el suelo mientras él también observaba. Fue Marvi que me dijo en voz baja y en un tono sarcástico que traía una cámara escondida en la maleta, y fue entonces que comprendí que me estaba haciendo uppis, y dije a Marvi:
- Que te parece amiguita, el primer atrevido que no se aguanto más.
- Era de esperarse, con ese vestido y ese culo que te cargas que esperabas, ja ja ja.
- Pues entonces vamos a darle espectáculo.

Acto seguido me dispuse a entregarle mis mejores ángulos a aquel desconocido.
Le di por completo la espalda y abrí un poco el compás de mis piernas y arqueándome saque de manera provocativa mi trasero, puse mis manos en mis caderas y me quedé así un par de minutos para que su camarita grabara todo lo que quisiera. En esos momentos sentí que empezaba a mojar mi tanga. De sólo ver la cara de excitado y sorprendido del chico me dieron ganas de regalarle otro ángulo. Con tal descaro y sin importarme estar en plena calle mientras hacia plática con mi amiga y en plena complicidad dejó caer sus llaves en medio de nosotras para que me inclinara a recogerlas, cosa que hice muy lentamente abriendo un poco mas el compás y floreando así en todo su esplendor mis excitadas nalgas. Para ese entonces su maleta la tenia justo en medio de mis piernas.
Miré mis pechos y mis pezones estaban muy parados y se notaba demasiado. Después di media vuelta con mi amiga y ahora ella estaba de perfil ante aquel desconocido, ahora le tocaba a ella. El chico al notar nuestra disposición se descaró y empezó a tomarle el trasero a Marvi, casi le da la vuelta completa y grabó unos buenos frontales, que a decir verdad se le marcaba muy rico su raja con esa diminuta tanga que llevaba. En esas estábamos cuando se acerca un vigilante de la tienda, y el chico no hizo nada más que salir con pasos apresurados y perderse entre la gente. Por un momento nos asustamos, pero el de seguridad sólo paso de largo. ¡Vaya manera de cortarnos la cachondería!

Empezamos a caminar y a reírnos de lo que habíamos hecho, y por fin entramos a un buen restaurante. No había mucha gente, tal vez 6 o 7 mesas ocupadas, pero el lugar era muy agradable y elegante. Y desde que entramos hombres y mujeres no dejaron de mirarnos, ¿será que nos veíamos muy zorras?. Un mesero ya de edad nos atendió, y no dejo de mirar con descaro los pechos de Marvi una y otra vez, y después de ordenar suculentos platillos nos percatamos de una mesa con cuatro caballeros guapetones que no dejaban de mirarnos. Tanta eran sus miradas provocativas que decidimos cachondear un poco con ellos para ver que pasaba. Marvi se sacó un poco la tira de sus costados de su tanga para que se notara por encima del pantalón, y yo crucé mis piernas torneadas y blancas para enseñarlas al máximo, sin reparar en bajarme un poco el vestido que ya se me subía mucho por la posición.

Así pasaron unos minutos y decidimos ir al tocador de damas, claro que al pasar frente a su mesa moví mis caderas con mucha sensualidad, para que se deleitaran y chulearan mi culo. Marvi, pasó con un meneo de nalgas que su vaivén realmente atraía a todos y todas. Uno de los tirantes de su blusita lo dejo caer a propósito y sus pechos grandes y firmes parecían que salían. De regreso nos agradecieron el espectáculo alzando sus copas. Nosotras les sonreímos coquetamente.

Una vez que empezamos a comer se acerca el mesero entregándonos una nota de papel y una botella de vino, diciendo que era cortesía de la mesa de los caballeros, la nota decía:
- Ante tanta belleza y sensualidad desbordada nos atrevemos a invitarlas a compartir en nuestra mesa, por favor, cúmplanos el deseo de consentirlas y conocerlas

Eso era justo lo que andábamos buscando, agradecimos con una sonrisa coqueta y nos paramos para ir donde ellos. Todos muy educados y atentos se presentaron dándonos tronados besos en las mejillas y después nos sentamos de lo mas agradecidas, realmente todos eran simpáticos y muy elegantes, hombres jóvenes maduros y con clase. Se decían un grupo de médicos que estaban en un curso en la ciudad por unos días.

Nosotras correspondimos también presentándonos, obviamente mentimos en nuestros nombres y lugar de origen, dijimos que acompañábamos a nuestros esposos en un viaje de negocios y estaban de trabajo. Que se desocupaban muy tarde y pues para no aburrirnos esperando en el hotel salíamos a conocer la cuidad. Las miradas de todos eran muy insinuantes y provocativas, con tal descaro no paraban de mirarnos los senos, y a mi en especial las piernas, me sentí muy deseada y con ganas de más, ya que una ligera sensación de liquido salía para humedecer mi tanga. La plática transcurría con más confianza y los piropos subían de tono, insinuaciones a Marvi como:
- No entiendo como esta preciosidad pueda andar sola, si yo fuera el esposo la tendría ocupada amándola todo el día.

Para todo agradecíamos con cachonderia y provocativamente. El tiempo pasó de lo más ameno hasta que uno de ellos sugirió ir a un bar, cosa que aceptamos de manera gentil, salimos del restaurante y mientras nos dirigíamos al estacionamiento uno de ellos, Juan Carlos, que había sido el más atrevido conmigo me susurra al oído, a la vez que me ponía las manos por detrás de mis caderas y apretaba fuerte:
- Nunca había visto una pelirroja con tan buenas nalgas. ¡me encantan!
- Gracias. que lindo eres y que bueno que te gusten.

Sentí que un escalofrió muy caliente recorría mi piel, y no sabia mas que decir, así que solo le regale una sonrisa muy coqueta, y nos dispusimos subir a su camioneta, solo que dos de ellos en el momento se despidieron pretextando otra salida. Marvi se fue en la parte de atrás con Mario y se sentaron muy pegados, y yo adelante con Juan Carlos. El muy amablemente me abrió la puerta y al momento de subir abrí un poco más de la cuenta mis piernas para mostrarle mi raja cubierta con mi tanga ya muy húmeda. Mientras daba la vuelta para tomar su lugar en el volante, me senté rápidamente y ya sentada me subí el vestido descaradamente para mostrar mis piernas en plenitud y un poco de mi tanga que asomaba por debajo del vestido. Juan Carlos sólo me miro de pies a cabeza y a distancia me envió un beso silencioso, que yo respondí mordiéndome el labio inferior. Realmente me sentía como una señora muy zorra haciendo eso.

Llegamos a un bar muy tranquilo y acogedor, buscamos un rincón muy privado y ya en pareja nos soltamos un poco más, y entre tanta platica cachonda, cigarros y un poco de alcohol deje soltarse y consentir a Juan Carlos, primero que me pusiera una mano en la pierna, poco después que la acariciara desde mis rodillas hasta por debajo del vestido y por último me diera besos en la mejía y en el oído, a la vez que me decía cosas muy excitantes y provocativas:
-Eres un mujerón, te vez como una hembra inquieta y hambrienta. Como se nota que en casa no te dan lo que te mereces.

Sin duda tantas caricias me estaban calentando, y no sabía cuanto tiempo mas podría aguantar así. Recordaba mi papel de señora casada y titubeaba, pero ya había llegado lejos y ese juego me estaba gustando mucho. Marvi por su parte no la pasaba mal, estaba muy pegada a Mario y éste la abrazaba por la cintura y se dejaba besar en el cuello y en los hombros desnudos porque ambos tirantes de su blusa habían ya caídos, y la mitad de sus pechos grandes y firmes se salían pidiendo ser devorados. No saben cuanto disfrute ese momento, estar cachondeando con un desconocido atractivo y simpático, lejos de casa, me sentí libre y estaba haciendo algo que hacia mucho tiempo deseaba: comportarme como una verdadera puta, ya que mi marido siempre me ha respetado mucho.

En un momento de esos sin decirme más Juan Carlos tomo mi mano por debajo de la mesita y la llevo a su verga. Y me dijo al oído:
- ¿Ya viste como me pones mi chula?
- Oh, la tienes bien parada y dura.

- Así es mi pelirroja, y no sabes cuantas ganas tengo de que me la pongas más dura.
- Ay Juan, no creo que se pueda mas, la siento bien parada. ¿Quieres que lo consienta un poco?

- Claro mi chula, mi verga te necesita.

Acto seguido me abrazo hacia él por la cintura, y con la otra mano me tomó del mentón y me empezó a besar las mejías muy rico. Con la punta de su lengua me acariciaba el oído, pensé:
- Este hijo de puta realmente sabe como calentarme.

Me dejé llevar y cerré los ojos y no hice mas que poner una mano por encima de su pantalón y empezar a sobarle la verga, acariciarlo de arriba abajo y apretarlo fuerte. Quería bajarle el zipper y meter mi mano para sacárselo y así darme gusto, pero finalmente no estábamos solos y eso me detenía un poco, pero también me excitaba que nos pudieran estar viendo. Aunque tengo que confesar que soy un poco exhibicionista. De pronto abrí los ojos y mire enfrente de mí a Mario con unos ojos de excitación que veía todo con interés y ganas de participar, ya que Marvi se había levantado al baño, le sonreí coquetamente y seguí un poco más con lo que hacia para darle espectáculo, pero llegó un momento que ya no podía más y dije:
- Juan, sácame de aquí por favor. Llévame contigo a donde tu quieras, pero hazlo rápido por que si no, te saco la verga aquí mismo y te la empiezo a mamar.

Rápidamente nos levantamos después de poner un billete en la mesa y dejar pagada la cuenta, caminamos hacia el baño que estaba escondido y quedaba hacia la salida para esperar a Marvi, me pegué de frente a Juan Carlos mientras me decía cosas calientes y seguía sobándole la verga disimuladamente. De pronto sentí la mano de Mario acariciarme las nalgas, lejos de molestarme me calentó mas y no hice nada para detenerlo, como la tela del vestido era muy delgada sentía que me acariciaba el culo por encima de mi piel. Juan no se dio cuenta de nada por que el lugar estaba semi-oscuro. Todo terminó cuando salio Marvi sorprendida de vernos allí parados. Le dije que ya no aguantaba más y necesitaba sentir una verga dentro de mí, ella me dijo que quería lo mismo desde hacia rato, que ya no podía con tanta calentura y traía empapada su tanga.

Una vez en la camioneta nos dirigimos a un motel los cuatro juntos, nos dieron una suite y le pedí a Juan que nos quedáramos afuera, en el garaje, que dejáramos a Marvi y Mario agasajarse en el cuarto, que yo quería algo más duro, cosa que le éxito mucho al escucharlo. Me despedí de Marvi en la puerta y apagamos nuestros celulares.
-Es hora de consentirnos amiga. Comportémonos como dos perras en celo, hambrientas de verga y pasión.
-Por supuesto Chabelly, ahora sentiremos una verga diferente a la de nuestros maridos. y creo que nos va a gustar mucho.

Vi cuando Marvi se colgaba a Mario del cuello, y éste la cargaba de las nalgas para que ella con las piernas se enrollara en su cintura, y así cerraron la puerta.

Juan tomo mis dos manos con las suyas y las puso en mi cintura por la espalda, me abrazó con fuerza mientras me hacia caminar lentamente hacia atrás hasta topar con la camioneta, yo tenia los labios entreabiertos pidiendo me comiera a besos.
- Empezaré por mamarte esos labios carnosos que tienes mi chula. te voy a besar en cada rincón de este cuerpo de tentación que te cargas.
- Si Juan, chúpame todo lo que quieras. soy toda tuya mi amor.

No esperamos más y empezamos a comernos a besos, primero me beso despacio, como saboreando, me mordía suavemente los labios y así estuvimos un rato, después con más fuerzas, me metió la lengua hasta la garganta, la sacaba y volvía a meter con un ritmo muy rico. Pasó poco a poco a mi cuello, mordisqueando y besando, bajó más la boca y con gran maestría me separó el escote y se fue con mis pechos, que ya las había puesto a punto y los pezones estaban mas que duros.
- Oooh. que rico me lo haces amor. no te detengas y mámame las tetas todo lo que quieras.

Su boca era una aspiradora, mordisqueaba mis pezones y chupaba todo mi pecho, mis tetas estaban babeadas. Para ese entonces sus manos me estaban dando un rico masaje de nalgas. Las recorría toda en forma de círculos, por momentos me las apretaba fuerte con esas manos tan viril que tenia, y sus dedos trataban de abrirme las nalgas para meterse en mi hoyito que ya sentía que se dilataba. Me estaba agasajando de lo más rico, hacia tantos años que nadie me agarraba así que no aguante más y tuve mi primer orgasmo, fue tan evidente que se dio cuenta y me dijo:
- Hay chula, se ve que ya estabas necesitando de esto y que lo estas gozando.
- Si amor, me tienes bien caliente y solo quiero mas.. No te detengas y sigue fajándome así mi rey.

-Claro que si mi amor. te daré todo lo que me pidas. ya muero por meterte la verga.
-Si Juan, ya quiero sentirte dentro de mi.

-Te lo meteré hasta el fondo chula. pero antes quiero saborear este rico culo que te cargas y que me vuelve loco.

Me volteó de espaldas y abrí mis manos para agarrarme de la camioneta, mis piernas de manera natural se abrieron y quedé a merced de él. Me aprisionó con fuerzas y empezó a restregarme su verga en mi culo, mientras mordía mi cuello y con sus manos me masajeaba las tetas. No sabía más, estaba rendida a aquel desconocido que solo lo que hacia era hacerme sentir como un hembra. Sus palabras fuertes y groseras lejos de incomodarme me estaban excitanto y gustando. Me tenía a su merced, estaba como una puta dominada.

Poco a poco fue bajando su boca por mi espalda, el gran escote del vestido le permitió ir chupándome toda, es una parte débil y se dio cuenta, lo hacia con tanta delicia que se me puso todo el cuerpo chinito. Fue bajando hasta llegar a mi trasero, me alzo el vestido hasta la cintura y con la pura boca me puso la tanga a media pierna. Me besó toda la nalga, me dio besos muy calientes y tronados, lengüeteadas riquísimas. Hasta que me abrió las nalgas y empezó a lamer de abajo hacia arriba, una y otra vez, se detenía por momentos en mi hoyito y allí se quedaba con su lengua perforándome, y yo seguía en la misma posición. Fue tan maravilloso ese momento que me sentí la hembra mas agradecida del planeta. Empecé a gemir de placer:
- Amor, tienes una lengua maravillosa. chúpame más por favor, no te detengas que quiero mas. auugh. así. auugh.
- Nunca había probado un culo tan rico mi pelirroja. realmente es grande y delicioso, digno de una perra como tu.


Así estuve unos minutos, sin moverme y disfrutando de lo que me hacia, hasta que le dije:
- Méteme la verga cabrón, ya quiero sentirla, por favor. ¡¡Quiero verga...!!
- Si mamacita. Te daré gusto hasta que estés satisfecha.

No dejó que me volteara y comenzó a bajarse el pantalón, sacó su verga y me lo restregó en el culo. me lo pasaba lentamente por todo mi trasero.
- Siente lo que te vas a comer mamacita.
- Ayyy Juan, la tienes muy grande, que rico mi rey. Dámela ya por favor.

Y sin más que decir me fue metiendo la cabeza primeramente en mi raja. No tuvo problemas para entrar hasta el fondo porque ya me tenia muy lubricada. Me empezó a bombardear muy rico, primero suave, agarramos un ritmo muy delicioso que me prendía. Pero le pedí más:
- Métemelo todo mi rey. Quiero sentirte hasta el fondo por favor. Mira que me tienes chorreando.
- Gózalo mi reina. Sólo que tienes las nalgas muy grandes.

- Entonces ábreme todo el culo y entiérramelo con ganas papi.

No se lo pedí dos veces, sabia como hacer su trabajo y yo estaba entregada a él. Por un momento la culpa por entregarme a otro hombre apareció, pero recordé tantas engaños de mi esposo y gocé de una venganza que inconcientemente había provocado. Al fin de cuentas se lo merecía y lo que estaba sintiendo entre mis piernas era tan irresistible que pudo más. Aquella daga perforaba cada vez más aprisa, mi respiración se agitaba y sudaba sin parar, mis piernas tensas empezaban a temblar y mis gemidos se hacían más fuertes:
- Así Juan, oooohh. Que rico me coges papi, no te detengas
- Desde que te vi llegar me encantaron esas nalgas y ese rico meneo que tienes al caminar.

- ¿Era lo que querías verdad cabrón? Meterme la verga hasta el fondo. Pues ya me tienes entonces. ¡Ya soy tu puta!
- ¿De veras eres mi puta?

- Soy tu puta, tu perra, tu hembra. Todo lo que tú quieras pero por favor no me saques la verga.
-Oírte esas cosas me calientan. Oye reina. Pero ahora yo quiero mas ¿me dejas metértela por el culo? Anda di que si.
-Ahorita no te puedo negar nada cabrón, hazme todo lo que tú quieras.

Enseguida empezó a lubricarme mi hoyito con mis propios líquidos que salían de mi vagina. Seguíamos en la misma posición: parada y pegada a la camioneta por enfrente, con el vestido enrollado en la cintura, las piernas abiertas, mi tanga a media pierna y con las tetas descubiertas, bien arqueada sacando las nalgas. y él detrás de mi. ¡que rica posición para coger!.

Lentamente introdujo su verga en mi culo. Primero su cabeza se abrió paso y forzó la entrada, así se metió poco a poco por completo. Lo sentí realmente cuando estuvo toda dentro de mí que me hizo gritar de dolor y placer. No era mi primera vez, ya que mi esposo le encantaba darme siempre por allí, pero yo me ponía tensa y nunca pudo metérmela completo, y se conformaba con introducir un dedo para masturbarme. Así que sin querer me estaban desvirgando el culo por primera vez con una polla, que a decir verdad era más grande que la de mi esposo. Me sorprendió que pudiera entrar a placer, y sin más se estaba convirtiendo en una brutal y plácida experiencia. Con tal maestría me empezó a mover en un ritmo que el dolor se quito para convertirse en puro placer.
- Así papi, ayyyyy. ayyyy.
- ¿Te duele mi puta? ¿Quieres más despacio?

-Nooooo, dámelo duro mi rey, quiero mas fuerte, nalguéame por favor.

Me tenía tomada de las nalgas con sus dos manos, y enterraba sus dedos en toda mi carne, hasta que sentí la primera nalgada que me hizo abrir los ojos y aferrarme con más fuerzas del costado de la camioneta. Estaba extasiada de placer y solo quería más y más. Las nalgadas continuaron unas tras otras por varios minutos, alternando las dos manos, y con la piel mojada de sudor dolían más y se escuchaban muy fuertes, no se si mas que mis gritos y gemidos hasta que le pedí que parara, me estaban ardiendo las nalgas y los empujones de su verga en mi culo iban en aumento. Sentí mi hoyito muy caliente, cosa que nunca había sentido antes, los ojos las tenias en blanco y con tanto calor mi respiración se convirtió en agitación y me faltaba el aire.

Fui perdiendo el sentido del tiempo poco a poco. Solo alcanzaba a oír murmullos de Juan sin comprender exactamente que me decía, pero las embestidas de su verga me mantenían en pie. Entré en reacción cuando un jalón de cabellos me hizo mover la cabeza, era una mano de él que con sus dedos entrelazaban mi cabellara roja y jalaban hacia atrás al mismo tiempo que nuevamente me empezaba a nalguear, con tanta agitación no sentí dolor. Sólo sentí el golpe de sus manos grandes y fuertes posarse en el bulto de mis nalgas, así permanecimos unos minutos hasta que no aguantamos más y nos venimos al mismo tiempo.
-Augggh. Me haces gozar de placer cabrón de mierda, eres un buen semental.
-Y tú una buena perra para coger mi reina. Se ve que te encanta hacerlo por el hoyito, me vaciaste toda la leche.

Así nos quedamos un rato mientras disminuía nuestros latidos del corazón, me abrazaba por la espalda y yo le agradecía lo que me había hecho sentir. Y claro, mientras terminaba de vaciarse en mi culo.

Nos metimos en la camioneta en la parte trasera y bajamos los cristales, reposamos abrazados dándonos un buen agasaje de besos mientras nos desnudábamos por completo. Me acariciaba toda y me decía cosas lindas y bonitas, y otras más calientes y excitantes. Así pasaron unos minutos, nuestra piel se fue enfriando y dejamos de sudar. Pero de pronto me empezó a besar tan rico que me fui prendiendo, mis pezones se endurecieron y no dude en agarrarle su polla otra vez y empezar a pelársela.
- ¿Me dejas probártelo un poco amor? Estoy hambrienta.
- Un poco no mi chula, quiero que te lo tragues todita.

Me acomode bien y baje mi cabeza hasta encontrar su polla que para mi era un dulce. La agarré con mis dos manos del tronco, ¡Y vaya que si era grande!. Me mojé los labios y empecé con mi lengua a pasárselo en todo el tronco, hasta llegar a la cabeza que es lo que mas me gusta. Realmente lo saboreaba muy rico.
-Ay papi, este dulcecito que me estoy comiendo sabe esplendido, ¿lo puedo morder tantito?
-Haz lo que más te guste chula, es todo tuyo.

-Mmmm. que rica verga te cargas cabrón. me esta encantando mamártelo, y eso no es bueno, porque después siempre voy a querer que me lo des.
-Eso no es problema, para mi seria rico que me la mamaras siempre.

Para ese entonces ya lo estaba mamando con descaro, lo chupeteaba, lo mordía, me lo metía en la boca todo lo que podía y lo sacaba lentamente. Y volvía a empezar.
-Oooooh mami, que buen trabajo me estas haciendo, se ve que eres una buena mamadora de vergas también.
-Me apenas que sea tan evidente, pero es algo que disfruto hacer y más con esta verga tan grande que tienes.

Así seguí un buen rato, a veces sentía que ya se iba a venir en mi boca pero es de largo aguante, confieso que por mas que intente meterme toda esa polla en mi boca nunca lo logré, y eso que me lo metía hasta la garganta. Durante la mamada monumental que le estaba dando me acariciaba el trasero, y a ratos me nalgueaba con palmaditas, metía hasta cuatro de sus dedos en mi vagina y me masturbaba. No pude más y me vine nuevamente.

Juan Carlos al darse cuenta que me estaba chorreando bajó su boca a mi vagina y me chupo toda, me abrió las piernas de par en par como pudo y siguió dándome placer un buen rato. Exploraba con su hábil lengua todos los rincones de mi vagina, se abría paso con sus dedos y la metía hasta donde podía, yo solamente agradecía con los ojos cerrados mientras me pellizcaba los pezones. Pero después de un buen rato le pedí que me cogiera nuevamente:
- Por favor Juan, necesito esa rica polla dentro de mí otra vez. No me hagas sufrir más.

Se acomodó bien en el asiento de atrás y yo me monte sobre su verga, me arqueé todo lo que pude y comencé a cabalgarlo. Mis movimientos iban aumentando, primero en forma de círculos y después arriba y abajo. Estaba sorprendida de su aguante, ya que con mi esposo nunca pasábamos de 15 minutos, no sé que tenía ese hombre que yo le pedía más y más. le rogaba para que me follara:
-Así papi. Dame toda tu polla.
-Me encanta tu meno mi puta. Te mueves muy rico.

Los movimientos cada vez eran más aprisa, sus embestidas empujaban con más fuerzas en mi coño. Me metía su polla en mi vagina como si siempre hubiera sido de él. Al mismo tiempo que le restregaba mis tetas en su cara:
-Cómetelas mi papi. Devórame mis tetas que están duras de tanto placer que me das - le decía

Sin reparar en nada el muy cabrón comenzó una comida de tetas increíble. Me las mamaba con maestría, me succionaba los pezones y a ratos me los mordía. Yo misma con mis manos me agarraba las tetas y le daba de comer en su boca, estaba toda babeada que su saliva me escurría por en medio de mis pechos y se confundía con el sudor que nuevamente salía de mi cuerpo caliente. Tenia el un cuerpo de perra hambrienta de verga.

Con sus manos me abría las nalgas y hacia que me sentara con más ganas en su polla, que estaba muy caliente. Sentía que en cualquier momento me iba a partir en dos y hábilmente fue introduciendo su dedo índice en mi culo. Hasta que logro meterlo todo.
- ¡¡¡ Ohh Dios mió que placer.!!!

No quería que eso terminara y le pedí nuevamente que me nalgueara, que me tratara como a una verdadera puta, como nadie antes me había tratado. Todo eso era muy excitante para mi y le rogaba que me diera mas y mas. Ahora mi culo quería ser penetrado.

-Por favor Juan. Méteme la verga en el culo. No aguanto más. Ooh te quiero sentir por detrás papi.
-Voltéate de espalda mi chula. Así te podré romper el trasero a mi gusto.

-Claro que si cabrón. Dime como quieres que me ponga para que me penetres el trasero.

Me colocó a su antojo, ahora quedaba montada de espaldas. Me agarré como pude de los asientos delanteros mientras me lubricaba el culo con mis propios líquidos, lentamente empecé a sentir la punta de su cabeza entrar. No sé porque, pero ahora la sentía mas grande, más gruesa, más rica. Me fui sentando en su polla poco a poco hasta que lo tuve en todo su esplendor en mi interior. Como pude ahogue un grito de dolor y me enterró sus dedos en mis nalgas y las empezó a mover en círculos. Suave, rico. Así nos quedamos unos minutos, en total silencio, yo con los ojos cerrados lamiendo mis labios y mordiéndomelos. Era un placer total, algo que nunca me había dado mi esposo en tantos años de casada.

El silencio se fue cuando sentí una de sus manos golpearme las nalgas, un golpe en seco que me hizo saltar y escapar un gemido de placer a la vez que jalaba de mi cabellera hacia atrás. Ahora si me tenía bien clavada la verga, era una posición que le permitía hacerlo con tal descaro.
- Vamos mi puta. Muévete más, quiero romperte el culo como nunca antes te lo han hecho.

Me excitaba mucho escuchar cosas sucias y groseras. Me sentía una cerda que ni a mi esposo le habría permitido hablarme así nunca. Pero en ese momento estaba rendida y dominada por aquel desconocido.
- Eres un cabrón de mierda. Me haces comportarme como la más puta de todas las mujeres. ¡Cógeme más por favor!
- Eres la zorra más ardiente que he tenido. Una señorona para coger. Que culo.

-Fóllame muy rico cabrón. Como solo tú lo sabes hacer. No como al pendejo que tengo en casa.
-A ese cornudo le sobra vieja para coger. Eres mucha hembra para ese pendejo de puta.

Estaba en el clímax. Extasiada de un dolor en el culo por tantas embestidas de su verga, ardiendo de las nalgas por tantas nalgueadas, con la boca abierta tratando de donde sea sacar aire para respirar. No tenía noción del tiempo. Solo deseaba que ese semental nunca más dejara de cogerme.

Me vine dos veces en esos bellos minutos que duró la culeada, hasta que me apartó y colocó mi boca otra vez en su verga caliente.
-Mama mi polla zorra, trágatela toda.
-Si papi, quiero lechita. Anda por favor. Dame leche.

Sin pensarlo mas me llenó de leche caliente la boca. Eran chorros y chorros que salían de aquella verga, me apresuré a tomarla toda, abría mi boca lo más que podía. Aun así deje escapar unas gotas que escurrían por mi mentón y después caían en mis pechos.
Me la tragué toda de un solo golpe, el sabor espeso, salado y caliente quemaban mi garganta y todas mis entrañas. Rápidamente me llevé su polla otra vez a mi boca, mientras chorreaban unas últimas gotas. La exprimía succionando con fuerzas, hasta que no quedó nada.

Debo confesar que nunca antes había tragado semen. Fue mi primera vez, me gusto tanto que ahora es algo que siempre pido al follar.

Me quedé recostada en sus piernas. Exhausta de tanto coger, saboreando aún el semen caliente en mi boca mientras recobraba el sentido y la noción de las cosas. Sus manos acariciaban mi cabellera roja y le pedía que nos siguiéramos viendo, que tenía que volver a repetir esa culeada tan mortal que me había dado. Tuve que confesarle mi verdadero origen y le conté lo desdichada que en mi matrimonio era.

Me escuchó con atención y coincidimos en volver a vernos pronto. Nos vestimos y me pidió que le regalara la tanga que traía, cosa que se me hizo muy morbosa y no dude en entregárselo, nos acomodamos en la camioneta mientras nos abrazábamos y besábamos a placer.

Marvi después de unos minutos salio con Mario recién bañados. Sin decirnos mucho salimos de eso motel en el que tanto placer había sentido y nos pasaron a dejar al centro, donde habíamos guardado nuestro auto. Eran a las 7.30 p.m. Intercambiamos números telefónicos y nos quedamos de hablar al siguiente día.

Me despedí de Juan con un apasionado beso y manoseo de nalgas, que hasta ese entonces reparé en el ardor que ya sentía, y que en los dos días siguientes no se me quitó y no pude sentarme por la culeada y nalgadas recibidas.

Llegué a casa con mi cuerpo aun sudoroso, con olor a semen y sin ropa interior. Mi esposo veía entretenido TV y solo me preguntó que si todo había salido bien. Cosa que acepté con una sonrisota. Ay grandioso carnudo, si supieras la culeada que me acaban de dar. Después fingí estar cansada, me duche y me dispuse a dormir pensando en la rica polla de Juan Carlos.