martes, 13 de octubre de 2009

poema

tu culo….
urbe donde habitan mis anhelos, sorbia trasposicion de lo oculto, panoramica impremisible, sugestion de mis sentidos, remanso acogedor, arrebato lujurioso de mis mañanas cuando, aun adormecida inicias el simple proceso de acurrucar tus nalgas junto al ardor de mi sexo.



tu culo….
vaiven que me estimula cuando andas, ominoso balance que me aniquila, feroz conjugacion de amor y deseo, asuncion de tu cuerpo con mi ansia, arquitectura febril que me atosiga cuando, al fin, te apoyas sobre mi sexo, y expandes mi universo que te aguarda mitigando el dolor de mis sentidos.
tu culo….
pareado de curvas insinuantes, soneto de incandescente rima, cantico invertido para voz átona, tiernos brotes de ortodoxia discutible, petalos arrebolados por mis caricias, violenta emanpacion de tu externo, que se torna moldeable entre mis dedos, cual suprema concepcion de mi deseo.








La mujer

Cuando Dios decidió crear a la mujer, encontró que había agotado todos los materiales sólidos en el hombre y no tenía más de que disponer.
Ante este dilema y después de profunda meditación, hizo esto:
Tomo la redondez de la luna;
las suaves curvas de las olas,
la tierna adhesión de la enredadera,
el trémulo movimiento de las hojas,
la esbeltez de la palmera,
el tinte delicado de las flores,
la amorosa mirada del ciervo,
la alegría del sol,
y las gotas del llanto de las nubes,
la inconstancia del viento y la fidelidad del perro,
la timidez de la tórtola y la vanidad del pavorreal,
la suavidad de la pluma de un cisney la dureza del diamante,
la dulzura de la paloma y la crueldad del tigre,
el ardor del fuego y la frialdad de la nieve.
Mezclo tan desiguales ingredientes, formo a la mujer y se la dio al hombre.