viernes, 20 de noviembre de 2009

Terapia

"Ohhh ahhhh ummmm", Murmuraba Claudia cuando los enormes chorros del esperma que emanaba del pene de Alejandro caían en su cara, boca y senos, terminaban su jornada sexual diaria, pues esa era la relación que mantenían Claudia y Alejandro, ella era su secretaria y el es un Psico-terapeuta de mujeres con problemas con sus maridos. Claudia pidió el trabajo solo por tener sexo con el, era una chica muy coqueta y caliente, el era bien parecido, guapo, con un pene enorme, que volvía locas a todas las hembras que lo probaba, y era el instrumento principal en las terapias.
Cierto día, una nueva paciente llego al consultorio, Carolina, una mujer de 36 años, muy hermosa, pero triste, pues su marido solo complacía sus placeres y no los de ella, no había magia en su relación, solo sexo en bruto, por lo que no soporto mas y busco ayuda profesional con Alejandro, ya que su amiga Lissa la había recomendado.
- Buenas Tardes, mi nombre es Carolina ..., tengo cita con el doctor. - Buenas Tardes, por favor tome asiento el doctor la recibirá en unos momentos.
Alejandro la recibió, y el primer pensamiento de Carolina fue de lujuria, pues era tan guapo Alejandro que sintió cosquilleos por todo su cuerpo.
- Buenas tardes sra., tome asiento por favor. - Gracias Dr. - A ver, a que se debe su visita, cuéntame - Vera doctor, tengo problemas con mi esposo, el es muy frió conmigo, siempre trato de ser algo apasionada con el, pero el solo se satisface y termina todo, siempre tengo que recurrir a la masturbación y no lo soporto mas. - ¿Lo ha platicado directamente con el?
En ese instante Alejandro se levanto de su asiento y se puso detrás de Carolina, y empezó a hacerle un masaje en sus hombros
- Ohh, este, la verdad nunca he platicado con el, por miedo a su reacción.
El masaje ponía inquieta a Carolina, pero no la molestaba, la verdad disfrutaba sentir las manos de tan bello doctor, sentía claramente como su vagina se empezaba a poner húmeda.
- Doctor que buen masaje - Si gusta podemos comenzar mi terapia especial para solucionar su problema.
Alejandro bajo sus manos hacia los pechos de Carolina por dentro de su blusa y empezó a pellizcar sus erectos pezones, ella empezó a gemir suave y pregunto.
- ¿En que consiste esa terapia? - En hacerle lo que usted necesita, señora.
Alejandro comenzó a besar a Carolina desenfrenadamente, mientras ella de primas a primeras empezó a sacar el pene de Alejandro, que cabe decir que era enorme y estaba bien erecto. Ella empezó a lamer la punta del pene, con gran necesidad, empezó a mamarla desenfrenadamente, estaba descargando sus instintos más bajos. Alejandro comenzó a frotar la vulva de Carolina que estaba bien mojada, los dos gemían de placer, cuando le dijo:
- Ahora viene la parte básica de la terapia.
Alejandro cargo a Carolina y la llevo a un sillón, empezó a estimularle el hoyito del culo, ella sintió algo de incertidumbre, pero no desistió, la idea de ser penetrada por el ano la excitaba aun más.
- Penétrame, penétrame!!
Alejandro lentamente empezó a entrar en el ano de Carolina.
- Soy virgen aun por el ano, pero es suyo doctor, es suyo, aplique su Terapia.
Alejandro penetraba el ano de Carolina en un ritmo acelerado, en lo que ella empezó a gemir de dolor junto con placer.
- Uhhhhhhhhhh ahhhhhhhhh uhhhhhhhhhh jodeme, jodeme - Te solucionare tus problemas, preciosa - Hazme acabar, doctor.
El ritmo de Alejandro se acelero, y era tanto la excitación y el placer, que Carolina empezó a gemir por su enorme orgasmo, gemía de placer, había estallado como nunca, su vagina era una catarata de lo mojada que estaba, Alejandro seguía penetrandole el ano, y ella quería mas.
- Ahhhhhh ahhhhhhh voy a acabar -gemía Alejandro, en lo que saco su miembro del delicioso ano de Carolina, y ella automaticamente lo tomo y Alejandro empezó a chorrearla de semen. - Lo quiero todo, todo, que rico, mi amor!!
Carolina estaba estaba extendiéndose por la cara cada gota del dulce semen de Alejandro.
Fue una consulta de lujuria total.
- Gracias doctor, ha solucionado mi problema, regresare mañana si es posible. - Regrese cuando se le antoje Sra., estoy dispuesto a crear nuevas Terapias para usted.
Y así Carolina resolvió su problema, pero personal, dejo que su marido actuara igual, pero tenia una terapia que la respaldaba. Desde esa vez Carolina se hizo adicta a la Psico-Terapia Anal.

martes, 17 de noviembre de 2009

Una noche

Cierto dia acudimos a una discoteca, ya de salida
A Nancy se le antojó un muy atractivo aquel chico que andaría por los veinticinco años, de ojos café claros y con un cuerpo que, aún bajo la ropa, se veía que estaba acostumbrado a largas horas de ejercicios físicos. despues de cruzar varias miradas se acerco y se precento.
-Mucho gusto, me llamo Esteban.
- ¿Andas en carro? -preguntó Mario a Esteban. - No, fíjate que está en el taller. - Si quieres te llevamos. - Está bien, perfecto. - Sólo que primero pasaremos por mi casa y luego pasaremos a dejar a Nancy. ¿Te parece? - Está bien.
A la salida, los tres muchachos abordaron el auto de Mario, un Toyota rojo donde apenas cupieron pues era únicamente de dos asientos. Nancy iba en medio de los dos y aquello le resultaba un poco incómodo y... excitante al mismo tiempo.
Al llegar a casa de Mario, bajaron del coche y entraron a la sala del apartamento. No era lujoso, pero sí tenía lo más indispensable para vivir con suficiente comodidad.
La chica se sentó en el sofá que Mario le ofreció antes de salir a la cocina. Esteban se sentó al lado de Nancy y le hizo plática:
- ¿Y cuántos años tienes? Digo si no es mala educación de mi parte. - De ninguna manera. Tengo veinticuatro. - ¿En serio?, pareces de menos... como de diecinueve o veinte.
El último comentario le hizo gracia y la halagó al mismo tiempo.
Mario habló desde la cocina:
- ¿Quieren un trago? - Sí -respondió Esteban-. ¿Y tú, Nancy?
Nancy no bebía, jamás le había gustado el alcohol, pero esta vez, ni siquiera ella misma entendía por qué sentía deseos de hacer lo que no había hecho nunca, y accedió.
- También -respondió.
Mario apareció con tres copas y le dio una a Esteban y la otra a Nancy y se sentó en el sofá, al lado izquierdo de ella. La chica había quedado de la misma forma como habían venido en el auto. Aquello la estaba mortificando un poco. No era usual para ella estar bebiendo y aún sola en un apartamento con dos hombres. Tomaba con lentitud de la copa, que al principio le raspó la garganta, con su mirada fija en la mesita de cristal del centro de la sala, mientras los chicos se intercambiaban una conversación a la que era por completo ajena.

- ¿Quieren otro? -preguntó Mario. - Por favor -dijo Nancy. -Yo también -secundó Esteban.
Se tomaron otra más. El alcohol, poco a poco, comenzaba a desinhibir a la chica, quien se mostraba más alegre a cada momento.
Siguieron platicando vanalidades por unos minutos. Nancy se estaba impacientando, quería irse para su casa o... Luego hubo un rato de silencio.
De improviso, sin decir nada, la boca de Mario se apoderó de la oreja de Nancy, penetrando la lengua en ella. Nancy se cimbró en lo más profundo y, por pudor o por reacción cosquillenta, se retiró hacia la derecha, pero de ese lado estaba Esteban, quien la recibió de la misma manera. La chica se encontraba acorralada literalmente, así que se levantó del asiento... o por lo menos lo intentó, porque Mario la retuvo por los hombros al mismo tiempo que Esteban le inmovilizó poniendo su mano, abierta en abanico, sobre el vientre, y fue sentada de nuevo.
- No, no -suplicó Nancy- por favor...

En realidad sus palabras eran una falacia, aunque ella no estuviera consciente de eso. Desde que venían en el coche, en sus adentros imaginó aquella situación. Ahora no podía dar marcha atrás, su cuerpecito era presa segura de aquellos amigos suyos y estaba sucumbiendo a sus caricias, porque un escalofrío fascinante comenzaba a recorrer su cuerpo, desde su espalda hasta sus piernas, haciendo que su carne se pusiera erizada y se le pararan todos los vellos de la piel.
- ¡No! -alcanzó a decir por última vez antes de perderse en un remolino enloquecedor.
Los chicos hicieron caso omiso a sus súplicas. Mientras Esteban continuaba besando ardientemente su rostro y sus labios, Mario ya había conseguido alzarle la blusa y el brassier y mamaba sus pechos blancos y sus pezones sonrosados. La mano de Esteban se deslizó como una serpiente hacia el centro de las piernas de Nancy, quien hizo el último acto de pudor y las cerró en vano, ya que aquella llegó antes a su sexo, que ya se encontraba húmedo. Por encima de la delgadísima ropa interior, la mano se deslizó de arriba a abajo haciendo vibrar todas las fibras de la chica desde ese punto tan pequeño.

Ya para entonces, toda la resistencia pasiva de Nancy se había desmoronado y sólo quedaban residuos de su fuerza transformados en leves gemidos, y se abandonó por completo al ataque de sus amigos. Cuando Mario le despojó de su faldita y su tanga, ella incluso le ayudó, quedando completamente desnuda. Esteban, entonces, se dirigió hacia la vulva de la chica, apoderándose de ella con su boca. Nancy se cimbró por la sensación cuando la lengua profanó su más recóndita intimidad con grosería y empezó a revolver en círculos sus caderas. Los muchachos se turnaban para hacerle el sexo oral. Apenas la dejaba uno, el otro se aferraba al sexo de la chica, introduciendo la lengua y lamiéndole casi todo el interior. La chica se agarraba con desesperación al mullido forro del sofá, para que el placer no la impulsara fuera de sí misma. Cada palmo de su piel fue explorado por sus amigos, sin dejar de besar hasta el más íntimo rincón de su cuerpo.
Pero Nancy ya no quiso seguir en desventaja frente a sus oponentes. Con premura, liberó a Esteban de su camisa, dejando al desnudo su atlético pecho, y empezó a quitarle el jeans, tarea que terminó el muchacho por sí mismo. Mario, en tanto, ya había hecho lo propio y se encontraba desnudo. Su miembro viril erguido y enorme, tanto que Nancy creyó nunca haber visto uno de ese tamaño y de ese grosor. Empezó a dudar si lograría soportar la embestida de aquel animal.

La chica se sentó en el sofá y, aferrándose con sus manitas de una nalga de cada chico, los atrajo a ella de tal forma que ambos penes quedaron al alcance de su boca. Casi desencajando las mandíbulas, la chica fue mamándolos. Uno al tiempo, los miembros viriles iban desapareciendo dentro de los finos labios bermellones y salían lubricados por la saliva de la muchacha y un poco manchados de su lápiz labial. Los chicos se estremecían a cada succión de Nancy, como sintiendo que de un momento a otro iban a desatarse en una lluvia líquida dentro de su boca. Nancy no dejaba un centímetro de los falos sin relamer y succionar.
Esteban, antes que Mario, sintió que ya le era imposible continuar sólo con aquella deliciosa, pero insuficiente estimulación. Alzando a la chica en vilo, la condujo a la habitación de Mario, seguidos por éste, y recostó a la chica en la cama, bocarriba, y le abrió las piernas... más bien la ayudó un poco, porque Nancy, ansiosa también, ya las estaba abriendo, mostrando a los chicos su vulva humedecida y tumefacta por la excitación.

Sin más miramientos, Esteban se encajó en medio de las piernas blancas y lindas, y, tomando su pene por el tallo, lo enfiló hacia la velluda hendidura de la chica. Una vez centrado en la abertura, lo hundió rápida pero suavemente. Nancy se sacudió en lo más profundo con la embestida. A Mario no le gustaba permanecer quieto viendo cómo sólo Esteban y Nancy disfrutaban. Volvió a apoderarse con su boca de los pechos delicados de la chica y a producirle un placer extra aparte del que Esteban le estaba proporcionando. Nancy sentía volverse loca a ratos. Mientras una de sus manos acariciaba el pecho peludo de Esteban, con la otra buscaba con afán el pene de Mario, hasta que al fin logró aferrarse a él y empezó a masturbarlo con ahínco. Esteban continuaba entrando y saliendo de Nancy mientras la sujetaba por los muslos. Mario le mamaba los pechos y el abdomen.
Segundos después, Esteban era el que estaba acostado y la chica montada sobre él, el pene erguido encajado en su vagina, cabalgándolo la chica con frenesí con movimientos de arriba abajo mientras el muchacho se asía de las nalgas blancas y redondas de la chica para entrarle con firmeza. Las manos del otro muchacho acariciaban desde la espalda hasta las nalgas, al tiempo que las manos de Esteban estrechaban y frotaban los senos de Nancy.

Poco después, la chica giró sobre Esteban, sin sacar el pene de su cavidad, y quedó de espaldas a él, mostrándole su espléndido trasero, y continuó moviéndose en esta posición. Esteban, al tener contacto visual con el ano de Nancy, dirigió uno de sus dedos hacia el trasero de la chica, haciendo fluctuar la yema en la entrada de su orificio posterior, pero sin introducirlo. Aquella sensación le agradó a Nancy, quien iba a retirarle la mano a Esteban al sentir la incómoda e insolente caricia. Pero luego no lo hizo.
Mario aprovechó la excitación de la chica y le bastó acercar su miembro al rostro de Nancy para que sus labios se prendieran de él con afán.
Nunca se imaginó la muchacha que alguna vez haría el amor con dos hombres a la vez, y aquello llegaba al vértice de lo imaginable. Hasta se le antojó por un momento que no fuesen dos, sino más.
Ni Nancy ni Esteban soportaron más el ejercicio y el chico se derramó dentro de ella. quien dejó escapar el último gemido cuando sintió cómo el líquido caliente inundaba su interior. El chico quedó exhausto en la cama, cansado y satisfecho por completo.

Nancy respiraba profunda y rápidamente, pero no tuvo tiempo de recuperarse. Apenas Esteban salió de ella, Mario se montó y la penetró, haciéndola crecer de nuevo en excitación. Ya Esteban no volvió a tomar parte en la acción, pero a Nancy le bastó sólo Mario para encenderla de pasión, para llevarla al cielo, para satisfacerla de nuevo y darle un orgasmo maravilloso.
Mario colocó a la chica a gatas y, rodeándola con sus brazos, sujetó los pechos y comenzó a penetrarla desde atrás. Para Nancy Figeac aquella experiencia era nueva. En esta posición sentía como si el miembro viril tocara nuevos puntos deliciosos dentro de su vagina y empezó a menear las caderas en un sabroso vaivén, en sentido contrario a los movimientos del muchacho para brindarle una mejor movilidad al pene y para satisfacerse más plenamente ella misma.

Los pechos le dolían por la fuerza con que Mario se había afirmado de ellos, pero el placer que estaba experimentando aminoraban el sufrimiento y lo transformaban en una especie de disfrute masoquista. Fue así como obtuvo su segundo orgasmo en menos de dos minutos. Una fuerza descomunal, mucho más grande que la primera, la lanzó por los aires y sintió que tocaba el cielo otra vez. Lo sintió esta vez como algo explosivo e inminente dentro de su vientre y notó cómo su corazón volvía a palpitar aceleradamente... Luego, nada, sólo un agotamiento enorme, un gozo sin límites y una satisfacción infinita. Mario terminó con espasmos asombrosos, vaciándose dentro de ella en cada movimiento hasta que se exprimió por completo. Nancy cayó desplomada entre los dos chicos, que la abrazaron y la acariciaron mientras se recuperaban de aquel remolino que los había envuelto.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Fin de Año

Como todos los años, el colegio donde yo estudiaba organizaba una despedida a los alumnos de último grado; esa noche era súper importante para mí y para la mayoría de mis compañeros pues, probablemente, era la última vez que nos veríamos. Esa noche, la reunión era en un renombrado club de la ciudad. La noche empezó aburrida, primero los actos de siempre, que los himnos, las palabras de los profesores, bla, bla, bla... Como a las 9:30, nos dieron la comida y luego a azotar baldosa (bailar). Esa noche todas las niñas iban bien vestidas y se puede decir que no había ninguna fea. Me llamó la atención una chica de vestido azul; llevaba el cabello cogido en una moña y un escote que te permitía ver lo que quisieras, tenia sostén con "varillitas" que le levantaban esos hermosos senos lo suficiente como para desearlos.

Tenía un traserito redondito y bien formado, se notaba que asistía al gimnasio. Cuando estábamos bailando, la busqué durante algo más de dos horas para bailar con ella, pero por ningún lado la encontré. Estaba frustrado. A unos pasos del club había un sitio donde estaban bebiendo unos tipos (en el club lo más fuerte que nos daban era coca-cola con unas "góticas" de ron), y decidí ir a ver quién estaba. Encontré a un par de amigos que estaban tomadísimos, y me senté en la mesa de ellos a conversar. Ella también estaba en aquel local. Me quedé mirándola unos segundos, tuve una pequeña erección de sólo imaginar metiéndole mi polla en su culito. Ella me miró a los ojos y le sonreí. Me acerqué a su mesa y me presenté. Ella estaba con dos amigas más (que también estaban muy bien). Charlamos un rato hasta que una de ellas propuso subir al club a bailar algo más "apretadito".

Entramos, y las amigas de Eliana se encontraron con unos amigos y se fueron a bailar. Le pregunté si quería bailar y me dijo que no. Nos dirigimos a un balcón que daba a la parte de atrás del club. Había otras parejas allí. Hablamos un rato y, de pronto, la conversación se tornó hacia el sexo. Sin darnos cuenta estábamos solos en el balcón. Al cabo de un rato yo estaba excitado, mi polla se salía del pantalón y ella se percató. Se acercó hacia mí y me besó en la boca.- ¿Te gusto? -me preguntó. - Un resto -le respondí, y antes de acabar de hablar ella ya había llevado su mano a mi bragueta y me masajeaba la polla por encima. Me acerqué más a ella y con la mano le acaricié los senos. Con la mano le corrí el vestido para dar paso a sus senos cubiertos por un fino sostén negro que corrí hasta llegar a sus hermosos senos, que masaje unos segundos hasta poner duros sus pezones. Mientras, ella se apoderaba de mi pene y me hacía una paja fenomenal. Bajé mi rostro hasta quedar a la altura de sus senos y comencé a succionar como si fuera un niño.

Eliana emitió un pequeño gemido. Pasé mis manos por su espalda, bajé la cremallera de su vestido y acaricié su espalda.- Tienes las manos muy frías -me dijo. Seguí bajando hasta su traserito y se lo masaje. Ella me paró y me dijo que quería tragarse mi polla. Me bajó los pantalones hasta la rodilla y empezó a pasarme la lengua por mi glande, luego fue humedeciendo todo mi pene hasta que, sin aviso alguno, se la tragó toda. El placer que sentía en ese momento era indescriptible y Eliana era toda una profesional en eso. Sentí que me venía y se lo dije, pero a ella no le importó y me vine en su boca. Se tragó toda mi leche. Luego se paró, yo la tomé por la cintura y la atraje hacia mí. Me arrodillé ante ella, le levanté la falda, que dio paso a un coñito rosadito y mojado. No traía tanga ni nada. La miré a los ojos y me dijo con la mirada que se la lamiera toda, hasta dejársela seca (cosa que, por cierto, veía muy difícil). Acerqué mi lengua a su coñito y enseguida sentí lo saladito, y a la vez dulce, de sus jugos. Metí mi lengua y jugué con su clítoris mientras por el ano le introducía un dedo.

Ella emitió unos gemidos que me excitaban cada vez más hasta hacerme poner tiesa la polla de nuevo. Ella llegó al orgasmo y, entre gemidos, me dijo que quería que la penetrara. Le dije que sí, pero que allí no. Nos arreglamos un poco y nos fuimos del balcón. Pedí prestado algo de dinero a unos amigos, lo suficiente para pagar un buen hotel, y nos fuimos. Durante el camino al hotel, en el taxi, no podía dejar de mirarla. Cada segundo que pasaba me parecía más linda. No pude evitarlo y le acaricié la pierna, a lo que ella me correspondió mirándome a los ojos con deseo. Llegamos al hotel, y ya en la habitación, le dije que la quería ver completamente desnuda. Ella se fue desnudando muy despacio, bailando, como si me estuviera haciendo un show strip tease para mí solito. Yo no podía aguantar más. Sus hermosos senos, su cinturita, sus piernas (tenía las piernas más lindas que jamás haya visto), su coñito... Cuando estaba completamente desnuda, me abalancé sobre ella y nos botamos a la cama. Me miró algo sorprendida y yo a ella con lujuria. Empecé besándole los senos. Con mi lengua jugaba con sus pezones, que estaban paraditos y duros. Fui bajando hasta su coño, el cual devoré íntegro. Ella gemía incontrolablemente.

Le restregué la cabeza de mi pene en la entrada de su vagina. Ella me dijo que era virgen, que se lo introdujera suave. Se lo fui metiendo muy suavemente hasta que la desvirgué. Empecé a embestirla rápidamente y a cada embestida ella emitía un gemido. Eso me ponía a mil. Sentí que me venía y traté de retirar mi pene para eyacular en su vientre, pero ella me dijo que quería sentir mi leche en su vagina. Mi semen salió e inundó toda su vagina. Su cara fue transformándose en una expresión de placer. Acerqué mi boca a sus labios y la besé. Estaba exhausto. Había tenido el orgasmo más rico de toda mi vida con la chica más linda del colegio.- ¿Qué te pareció? -le pregunté. - ¡Fantástico! , tenemos que hacerlo más a menudo -y me guiñó el ojo. Nos unimos en un beso, que aún recuerdo, durante unos 5 minutos. - A propósito -me dijo-. ¿Quieres ser mi novio?

viernes, 13 de noviembre de 2009

Mi Cumpleaños

Esta historia ocurrió hace ya un tiempo y fue precisamente el día de mi cumpleaños. Ese día habíamos quedado, mi marido y yo en ir a cenar con el padrino de mi hijo menor. Quedamos con él en nuestra casa y vino a la hora indicada. Mientras yo terminaba de arreglarme y tal como había quedado con mi pareja, él aprovecho para enseñarle la revista Clima, una revista erótica y de contactos donde suelo enviar mis fotos. Nuestro amigo se la estuvo mirando y leyendo hasta casi el momento justo que yo salí de la habitación casi arreglada. Me iba a ir a terminar de arreglar cuando él me pregunto que sentía cuando veía mis fotos en esa revista, y yo le contesté que me excitaba un montón verme y pensar que seguramente más de una persona se excitaba también al verme.

Entonces mi compañero dijo:- Tú no sabes lo que a Mar le gusta, es una exhibicionista
Nuestro amigo, un poco desconcertado y dirigiéndose a mí me pregunto:
- ¿Es eso verdad? Y yo le dije que si, que me gustaba mostrar mi cuerpo, excitar pensando que seguramente alguna persona al verme no tendría más remedio que hacerse una paja a mi salud. Me terminé de arreglar y nos dispusimos a salir a cenar. Yo me había vestido con una minifalda negra, unas botas del mismo color y una camiseta con botones en la parte delantera sin llevar sujetador. Fuimos a cenar fuera de Barcelona, a una población marítima, y en medio de la cena y supongo que aún incrédulo, me pregunto si era verdad que disfrutaba provocando con mi cuerpo. Casi si se lo tuve que prometer diciéndole que esto era una de mis fantasías sexuales favoritas y que podía llevar a la practica. Nuestro amigo cada vez estaba más sorprendido, mientras que mi marido se divertía cada vez mas por la situación. Entonces este último le dijo:
- Uffff, si supieras... Mar siempre me ha hablado de su sueño de estar con una persona bastante más mayor que ella, de estar con uno mucho más joven, de hacer un intercambio de parejas e incluso de tener una relación bisex y se que algunas de estas cosas las llevará tarde o temprano a la práctica.
Creo que aquí nuestro amigo ya pensó que todo era una broma y continuamos hasta el final de la cena hablando de otras cosas. Cuando decidimos irnos del restaurante mi compañero me dijo:
- ¿Que Mar, vamos a demostrarle de lo que eres capaz?... ¿porque no vamos a una de esas terrazas cerca de la playa.

Dicho y hecho, nos fuimos a una en la que ya había varias mesas ocupadas aunque también muchísimas libres. Escogimos una mesa en la que me fuera fácil intentar excitar a los ocupantes de otras mesas. Al poco de estar ahí, la mesa que teníamos delante fue ocupada por tres chicos jóvenes, les dejamos que se aposentaran y yo me fui un momento al servicio. Al regresar me había desabrochado tres botones de la camiseta, con lo cual una parte importante de mi pecho quedaba a la vista de esos tres chicos. Cuando empecé a ver que miraban ya bastante seguido hacia mi le dije a mi compañero:
- Ahora lleva tus manos a una de mis piernas
Cosa que hizo pues no era la primera vez que hacíamos eso y me la empezó a acariciar, subiendo cada vez más su mano con lo que mi corta falda cada vez me cubría menos. Yo también con mis movimientos iba ayudando a que cada vez se pudiera ver más, incluso mis braguitas. En un momento aproximé mis labios a los de mi marido, empezamos a besarnos llevando él su mano hacia mis pechos y con total descaro la introdujo dentro de la camiseta, empezando a acariciarme una de las tetas. Estuvo un rato así y ya saco la mano intencionadamente para que esa teta me quedara fuera. Las caras de los tres chicos eran de alucine puro y dos de ellos se levantaron para ir al lavabo. Entonces le pedí a nuestro amigo que fuera también él hacia ahí para ver si podía enterarse de algo. Cuando se levantó me fije en su entrepierna y le noté un buen bulto.

Regreso al cabo de un tiempo y ante nuestras preguntas nos dijo:
- Pues si, se han ido a chascársela, incluso he oído que uno de ellos le decía al otro "la zorra esa me ha puesto como una locomotora" y a lo que el otro le había respondido "Mira si será puta que me la estoy meneando a su salud, si no fuera porque va acompañada me la follo aquí mismo",
Cuando nuestro amigo nos lo contó, yo noté que mi excitación iba en aumento, notaba ya mi coño completamente mojado. Al llegar a casa le dijimos que subiera a tomarse la última copa cosa que aceptó inmediatamente. Subimos, pagamos a la canguro y mientras yo echaba un vistazo a los niños que estaban dormidos, mi compañero preparó unas copas. Ya sentados le pregunte que le había parecido lo que había hecho esa noche, a lo que él me dijo:
- Desde luego Mar eres increíble, pero me has dejado caliente como una estufa en pleno desierto
Mi compañero mirándome me dijo:
- ¿Verdad Mar que esto tiene solución?
A lo que conteste que si, que claro y que además yo también estaba completamente caliente. Eso si le dije:
- Ya sabes que me excita muchísimo ser desnudada y ya que tu eres el invitado...
Me puse de pie lo mismo que él, uno frente al otro. Cuando iba a llevar su mano hacia mi cintura, le paré y le dije que prefería que me desnudara estando el ya desnudo.

Así que empezó a sacarse toda la ropa y cuando quedo desnudo me fije en su polla gorda y bien dura. Mi compañero también se había desnudado y sólo quedaba yo vestida. Entonces le dije que me fuera desnudando pero siempre siguiendo mis indicaciones. Nuestro amigo entonces llevó sus manos a mi cintura, empezando a deslizarme la falda por mis piernas, y con un poco de ayuda por mi parte me la saco. Le alargue una de mis piernas, tomo con sus manos una bota y estirando me la saco, luego repitió la operación con la otra.
Al terminar le pedí que se aproximara a mí y dirigiendo mis pies hacia su polla, se la empecé a acariciar. Veía que esta iba dando saltitos y paré por precaución. Me levanté y le dije que me sacara otra pieza de mi ya exiguo vestuario. Se decidió por las braguitas y confieso que me dio un poco de vergüenza, pues sabia que estaban completamente mojadas. Por fin le dije que terminara de desnudarme con lo que acercándose a mí, empezó a desabrocharme los botones de la camiseta. Entonces yo aproveché para acercarme a él y llevar mi coño a la altura de su polla. Una vez que me hubo quitado la camiseta, llevé mis manos hacia su cintura y me apreté a él para que sintiera el calor de mi coño en su polla y de mis tetas en su pecho. Mi compañero aprovecho para situarse detrás de mí y tomándome por mi cintura, apoyó también su polla entre mis nalgas. Empezamos a bailar en esta posición de bocadillo hasta que les pedí que me dejaran sentar y que cada uno me besara y acariciara una de mis tetas. Rápidamente tenía dos manos en cada una de mis tetas que luego fueron cambiadas por una boca junto con una mano en cada pecho. Sentía como los pezones se me iban endureciendo con cada caricia, con cada chupada y con cada mordisquito.

Notaba como un par de manos también me iban subiendo por mis muslos, acariciándolos. Entonces yo separé bien las piernas llena de excitación, y una de las manos empezó con sus dedos a trazar círculos alrededor de mi clítoris mientras notaba otros dedos jugar con el pelo de mi coñito hasta que se fueron deslizando hacia mis labios que fueron acariciados y abiertos aún más. Noté como la presión de los dedos que tenía acariciándome el clítoris aumentaba y como los otros dedos se introducían en mi coño, a todo esto sin que mis tetas dejaran de recibir besos, succiones, caricias, pellizcos o mordisquitos. Yo ya no pudiendo más me vino un orgasmo como nunca había tenido y ellos al notarlo siguieron con más empeño hasta que les hice parar.
Le pedí a mi compañero que se estirara en el sofá y lleve mi boca hacia su erecta polla poniéndome yo sobre él pero dejando libre el camino de mi ano y mi coño. Cuando empecé a chupársela, noté como la lengua de nuestro amigo empezaba a acariciarme en ese espacio que hay entre mi agujero anal y mi coño, sentía su lengua dirigirse a mi culo mientras yo iba chupando la polla a mi compañero. Poco a poco fui aumentando el ritmo de la mamada a mi marido y entonces noté en mi ano la lengua de nuestro amigo como si quisiera entrar por ahí. Paré un momento de chupar la polla de mi compañero y me concentre en el placer que estaba sintiendo con esa lengua. Al momento volví a chupársela a mi compañero, primero el capullo, luego pasando toda mi lengua por su erecto y duro pene y terminando por chuparle los huevos. Luego me la puse toda en la boca y empecé a follarle así, y al mismo tiempo notaba que la lengua que tenia en mi ano se había introducido en él, y saliendo y entrando me estaba siendo follada por el culo con una lengua. Aquí tome otro orgasmo de campeonato y paré al mismo tiempo de chupar, ya que notaba que en caso contrario mi pareja se iba a correr en mi boca.

Les pedí que cambiaran de posición y entonces diciéndole a nuestro amigo que esta vez no se aguantara, le empecé a chupar su polla, mientras que a mi marido le ofrecí mi culo ó mi coño para que escogiera; él escogió mi coño y llevando su boca hacia ahí, empezó a pasarme la lengua a lo largo de toda mi raja varias veces para terminar dedicándose a lamerme y darme pequeños golpecitos con ella en el clítoris. Yo mientras fui chupando con más intensidad la polla de nuestro amigo mientras que con una de mis manos le iba masturbando al mismo tiempo. Mi compañero me estaba succionando el clítoris y eso para mi es mortal, pues tomo unos orgasmos fuertísimos y seguidos que casi hacen que me desmaye. Así que con la polla de nuestro amigo en la boca tuve que parar para concentrarme en el placer que estaba recibiendo. Al rato mi marido paró con su lengua y yo continué con la mamada a nuestro amigo hasta que de pronto noté como la polla de mi compañero se introducía en mi coño y una de sus manos acariciaba mí ya excitadísimo clítoris. Esto me hizo aumentar aún más el ritmo de mi chupada, el ritmo me lo iba marcando los embites que mi marido me daba, hasta cierto momento en que noté una especie de erupción en mi boca y sin tiempo de nada sentí dentro de ella una inundación de leche que casi me ahoga. Sin sacarme la polla de nuestro amigo de la boca, empecé a notar en mis entrañas el anuncio de un nuevo y bestial orgasmo, al tiempo que notaba también mi coño inundado por la descarga de semen de mi pareja. Los tres estábamos agotados por todo lo sucedido aquella noche tan intensa, así que decidimos concluir aquella sesión de sexo, exhibicionismo y morbo.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Concejos para el orgasmo

hablar de esos orgasmos que desaparecen antes de haberlos catado. Sí, chicas, muchas veces los dejamos escapar y la verdad es que es posible controlarlos para que eso no ocurra. Claro que antes tendrás que aprender a evitar estos cinco errores...

Consejo 1:
No saltarse los juegos sexuales previos
El escenario: tu chico está listo para la acción, pero tú no, o al menos no al mismo nivel que él. Y lo peor es que crees que si le pides un poco más de tiempo él pensará que eres una estrecha o una frustrada. Vamos que, por lo que sea, te sientes insegura y no te atreves a hablar y, al final, él entra en acción y tú no sientes nada de nada. Verás, se ha comprobado que se necesitan unos veinte minutos de excitación para que el cuerpo femenino esté preparado para el orgasmo. Es entonces cuando el clítoris y otras partes del cuerpo están más sensibles a cualquier estímulo. Y, según indican los sexólogos, si te saltas esta fase previa te resultará más difícil llegar al orgasmo.

Puede que veinte minutos te parezcan una eternidad, pero lo cierto es que a un buen amante no le importará esperar. De hecho, si sabe aprovecharlos bien son una estupenda oportunidad para aumentar su propia excitación. Paula, una secretaria de 27 años, lo confirma: “A mí me costaba mucho llegar al orgasmo y le dije a mi chico que no se preocupara si no conseguía tenerlo.

Una noche, me tumbó en la cama y me pidió que le dejara hacer. De pronto lo sentí. Tuve un orgasmo fantástico y te aseguro que él disfrutó de todos y cada uno de los minutos que dedicó a acariciarme y estimularme”. Lo mejor de todo, querida lectora, es que conseguir tener un orgasmo durante los juegos previos es el preludio perfecto para llegar al clímax durante el coito propiamente dicho.
¿Acaso, y sólo por eso, no merece la pena pedirle a tu chico que retrase un poquito el momento?

Consejo 2:
No pensar en otra cosa
Es muy fácil distraerse durante el sexo porque es inevitable que surja algo que te descentre. Desde un “Vaya, ¿eso que ha sonado es mi estómago?” hasta “No me gusta nada ese lunar que tiene en el pecho. Debería vérselo un médico”. Y, por desgracia, en cuanto la mente se va a otra parte, adiós al orgasmo.

El cerebro ejerce un papel fundamental durante el sexo: registra sensaciones y libera sustancias químicas que provocan buenas vibraciones por todo el cuerpo. Cualquier distracción es capaz de alterar el proceso de excitación, reducir los impulsos sexuales en el cerebro y bajar la sensación de placer a cero.

Puesto que controlar los pensamientos es algo muy complicado, lo único que puedes hacer cuando sientas que no estás a lo que estás es intentar poner toda la atención en tu cuerpo. Céntrate en lo que sientes y en cómo respondes a los estímulos y, si lo necesitas, no tengas reparos en tocarte a ti misma o colocarte en una postura en la que sabes que llegarás al clímax.

Otro buen recurso es concentrarte en la respiración. Respira lentamente, siendo consciente del ritmo, e intenta sincronizarlo con el de tu pareja. Este tipo de respiración yóguica ayuda a potenciar las sensaciones, además de conectarte a un nivel más profundo con tu amante.

Cosnejo 3:
No te olvides del punto G
Cuando hablamos del placer femenino, el punto G es una auténtica bomba de relojería peeeeero, la joya de la corona es el clítoris. En este punto de la anatomía femenina existen muchas más terminaciones nerviosas que dentro de la vagina, y por eso es muy difícil que una mujer llegue al orgasmo sin ningún tipo de estimulación en esta zona.

¿Nuestra sugerencia? Ponte encima de tu chico, en la postura de la cowgirl, y coloca tu clítoris de tal forma que se roce con su pelvis durante la penetración. Puede que sientas que la fricción también estimula los labios vaginales. Otra opción es que le pidas a tu chico que te masturbe mientras te penetra desde la postura kamasutra del perrito o cuando tú estés encima de él. No te arrepentirás.


Consejo 4:
Hacer pis
Es muy probable que en el momento cumbre del sexo pases por alto algunas cosas aparentemente insignificantes, como, por ejemplo, la vejiga. Sin embargo, si tu chico te estimula el punto G durante la penetración podrías sentir unas ganas tremendas de ir al baño. La razón es que el punto G está muy cerca de la glándula de Skene, que a su vez está directamente conectada con la vejiga. Por eso, cada vez que sientas presión sobre el punto G tendrás la sensación de que necesitas hacer pis, aunque no sea cierto. ¿Y en qué afecta esto al sexo? Muy sencillo: te distraerás pensando que tienes otra necesidad básica que no es el orgasmo.

Además, algunas mujeres eyaculan y confunden el líquido expulsado con orina, de tal forma que cuando ven aquello, cortan el rollo y, en consecuencia, también el orgasmo queda en stand by. Afortunadamente, existe una solución muy sencilla: hacer pis antes de meterte en la cama con tu chico. Si estás segura de que no tendrás ganas de ir al baño, porque ya has ido, cualquier sensación extraña te parecerá una parte más del proceso sexual. Eso por no hablar de que hacer pis antes de la relación sexual disminuye el riesgo de contraer una infección de orina.

Consejo 5:
Las posturas Kamasutra
Las acrobacias eróticas y las posturas kamasutra están bien si quieres que tu vida sexual sea entrenida y diferente. Pero practicar todas en la misma sesión podría ser contraproducente. ¿Por qué? Básicamente porque la clave para sentir el máximo placer radica en tener una estimulación constante. Una vez que has encontrado la postura y el ritmo adecuados, necesitas controlarlos y desarrollarlos sin alteraciones. De lo contrario, el orgasmo se esfumará.
Si, a pesar de todo, se te va la inspiración en el último momento, tranquila. Recuperad la posición inicial que tanto te excitaba y daos otra oportunidad. Los segundos rounds existen para algo, ¿no crees?

Por que es muy triste no llegar al orgasmo y para la mujer es como una decepción que muchas veces nos tenemos que guardar para no avergonzar a la persona que quieres, el secreto es muy simple: para que llegues al orgasmo, tú tienes que indicarle al hombre lo que debe hacer, previa masturbación mutua, no esperes a que el hombre haga todo el trabajo, una vez que estés recontra excitada con la masturbación, ponte en la pose que más te gusta y dile a tu pareja que te siga masturbando, veras que llegas con el pene y la ayuda de los dedos frotando el clítoris, es una maravilla.
por ejemplo cuando llego al orgasmo, respiro rápido, se me estremecen las piernas y simplemente no puedo ni hablar, antes cuando no llegaba fingía gritando como loca jajajajjaa, que me quedaba, creo que las que mas gritan son las que más fingen.

Somos buenas actrices, todas, creo, en algún momento hemos fingido convincentemente, pero no tiene sentido prolongarlo. Una mujer insatisfecha, rehúye el sexo, y entra en un círculo vicioso. Cuando lo tiene, es peor que la vez anterior y menos quiere hacerlo.
En mi caso, los indicios: sofocación en los senos ( me lo hizo saber una pareja hace tiempo), respiración agitada (lo puedo fingir) , se me levantan las caderas…a veces me tiemblan las piernas (incapaz de fingirlo), en lo más intenso mi espalda se arquea y emito unos quejidos profundos (incapaz de fingirlo), los labios vaginales aletean ( incapaz de fingirlo), al pasar…lucho con las ganas de separarlo (imperceptible para él, espero…preguntare), mojada hasta los muslos(esto no siempre) si la posición lo permite buscó abrazarlo, si no, buscó hacerlo lo mas rápido posible.
Los signos mas notorios para mi son los pezones en punta y la lubricación vaginal , creo que estos dos puntos son fáciles de comprobar.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Estudiantes

Esta historia me sucedió hace más o menos unos 6 meses. Vivo en un apartamento con dos amigos y una amiga. Los cuatro éramos estudiantes universitarios. Yo estudiaba Ingenieria Civil, mis dos compañeros Derecho e Ingenieria Ambiental respectivamente. Claudia, nuestra compañera de apartamento, estudiaba Psicología. Estudiábamos en distintas universidades y pasábamos muy poco tiempo juntos.
Una noche, me encontraba estudiando para un parcial que tenía al día siguiente. Había entrado en mi cuarto, prendí el reproductor de CD y me recosté en la cama con el libro de Cálculo. Llevaba más de dos horas estudiando y eran más de las 9:30 P.M. cuando tomé un descanso para ir a comer algo. Al pasar por el cuarto de Claudia, escuché voces que conversaban, voces de mujer. No le presté atención, me dirijí a la cocina, comí algo y me volví al cuarto.

Me sorprendió bastante no volver a escuchar ninguna voz. No había visto salir a nadie del apartamento. Pensé que podía estar en el baño. Verifiqué que la puerta del baño estaba abierta y la luz apagada. Pegué la oreja a la puerta esperando oír algo. Alcancé a escuchar un leve gemido procedente del cuarto de Claudia. Me excité de sólo pensar qué podría estar haciendo y se me puso tiesa la polla. La toqué por encima del jean (tal y como estoy haciendo ahora al recordar). Llevado por la curiosidad, abrí sigilosamente la puerta.
Claudia estaba de espaldas, mostrándole su culito a su amiga mientras ella le introducia los dedos por la vagina y la lengua por el ano. Tanto Claudia como su amiga estaban muy bien, tenían unos senos bien redonditos y un trasero inigualable. Seguí mirando durante unos minutos hasta que tuvieron un orgasmo y la amiga de Claudia (más tarde me vine a enterar que se llamaba Andrea) le dijo que tenía que irse.
Fuí a mi cuarto para tratar de retomar el estudio, pero me era imposible concentrarme. Cinco minutos después escuché la puerta del apartamento cerrarse y Claudia ir al baño. La ducha se abrió y yo sentía que la polla me iba a estallar. Esperé a que Claudia desocupara el baño para entrar y pajearme. Cuando sentí que el agua no caía más, me dirijí a la puerta y, calculando un minuto, la abrí y salí al hall. Claudia llevaba la toalla atada al rededor de su bien formado cuerpo. Se sorprendío al verme.

- ¿Tu estabas aquí? -me preguntó. - Estaba estudiando. Tengo parcial mañana -le respondí. - ¿Desde qué hora estás aquí? -me preguntó, como si temiera algo. - Bueno, mira..., yo ví lo que hacías con tu amiga, pero fresca, yo no le voy a decir a nadie..., no te preocupes -le dije.
Ella se calmó un poco. Notó que mi pene estaba erecto y que tenía urgencia de ir al baño. Me agradeció que no dijera nada pues si sus padres se enteraban la harían volver a la ciudad de donde ella era. Yo le reiteré que no diría nada y que no se precupara. Ella entró a su cuarto y yo al baño. Entré y pasé el seguro. El baño olía todo a su perfume, eso me excitó más. Me masturbé fantaseando que ella era quien masajeaba mi pene, y que se lo introducía todo en su culito.
Pasaron algunas semanas sin que se dijera nada del tema. Yo había olvidado casi por completo el asunto. Una noche, en el apartamento, estaba yo solo. Mis compañeros y Claudia habían salido a rumbiar. Me estaba poniendo cómodo cuando timbró la puerta. Me pregunté quién podía ser a esa hora pues eran más de las 9. Abrí la puerta y allí estaba Andrea. Me sorprendió bastante verla a esa hora.
- Hola, ¿está Claudia?-me preguntó. - No, salió. Lo más probable es que se demore. - Bueno, si puedo esperarla..., quedamos en que yo viniera aquí a las nueve y media para estudiar un rato. - OK.
Empezamos a charlar y, al cabo de una media hora, salió el tema del sexo. Creo que fue mi impresión pero ella trataba de insinuarme que era virgen y que deseaba iniciarse. Me preguntó si yo había tenido alguna experiencia sexual anteriormente. En son de burla le dije "¿solo o con compañia?". Reímos un rato hasta que, sorpresivamente, mi pene se levantó y ella estiró su mano y me lo masajeó por encima del jean.
- ¿Te molesta? -me dijo. - No, para nada.
Sacó mi pene del jean, se arrodilló y empezó a mamármelo. Primero jugaba con mi glande y, de pronto, se la metió de tajo, toda. Es la mejor sensación que yo haya experimentado jamás y Andrea era una profesional en eso. Cuando ya iba a eyacular, dejó de mamar y, con la mano, me hizo la paja más deliciosa que haya podido recibir.
En ese momento me preguntaba si Claudia no le había contado que yo las había visto hacía algunas semanas y estaba tratando, por el mejor de los métodos, de que no dijera nada. Cuando las primeras gotas de semen salían, introdujo mi polla en su boca y me vine en ella.
Se levantó y se fue quitando su blusa, luego la camiseta para, por último, dejar al descubierto sus hermosos y redonditos senos sostenidos solamente por el brasier. Se despojó de sus jeans y, quedando en paños menores, estaba a toda mi disposición. Le acerqué mis manos a sus caderas y la atraje hacia mí. Para ese momento mi polla estaba recuperando su tamaño, estaba caliente.

Su vientre quedó a la altura de mi cara y la besé, al comienzo algo lento, pero luego locamente. Ella emitió un pequeño gemido. Lentamente, me fue quitando la camisa mientras yo me deshacía de los pantalones. Terminé de desnudarla con la boca, completamente desnuda, y se veía más hermosa que con ropa. Noté que tenía su coño depilado, y me excitó ver sus labios vaginales mojaditos. Le dije que se sentara. Se recostó en el sofá y, lentamente, le introduje primero dos dedos y luego la lengua. Jugaba con su clítoris y cada segundo lanzaba unos excitantes gemidos. Llegó a su primer orgasmo.
Justo cuando Andrea llegaba a su primer orgasmo de la noche (esa noche tuvimos como cinco), Claudia entró al apartamento. No nos fijamos en ella hasta que se acercó silenciosamente al equipo y cambió la música. Yo me sobresalté al ver a Claudia.
- Qué divertido,¿ no? ¿Me invitan a participar? -dijo Claudia con tono de burla.

Andrea se paró y le dio un beso a Claudia en la boca, lo cual me excitó tremendamente. Mientras Claudia se desnudaba, Andrea le masajeaba el coño. Se acercó a mí y me acarició el pene. Andrea me dijo que quería que penetrara a Claudia mientras Claudia se lo mamaba a ella. Andrea se acostó en el piso y Claudia acercó su cara al coño de Andrea, mientras yo la penetraba por la vulva y le introducía un dedo por el ano. Andrea emitió un grito fuerte, lo que me sobresaltó, y le dije que debíamos producir el mínimo de ruidos o los vecinos sospecharían.
Yo me movía primero despacio y después rápido. De pronto, paré y busqué con mis manos los senos de Claudia. Jugeteé un rato con sus pezones. Andrea llegó al orgasmo y se separó de Claudia. Se acercó a mi y me dijo que penetrara a Claudia por el ano, que a ella le gustaba. Saqué mi pene de su vulva y, con los dedos, fui separando sus nalgas y, lentamente, le metí la punta del pene. Ella empezó a gritar y Andrea rapidamente le tapó la boca.
Viendo que Claudia tenía la boca tapada y que difícilmente podía gritar, le introduje mi pene de una. Unas lágrimas le rodaron por las mejillas. Eso me excitó soberanamente. Cuando Claudia llegó al orgasmo, se levantó y me dijo que quería mamármelo. Me senté en el piso y ella se echó enfrente mío y, de tajo, se lo metió en la boca. Yo sentía que me venía y, como si Claudia lo supiese sin yo decírselo, se paraba y, con la mano, presionaba debajo del glande. Mientras, Andrea se sentó encima de Claudia y se masturbó en frente mío.


Tras unos diez minutos en eso, le dije que quería hacerme una cubana. Me miró algo sorprendida y me dijo "Vamos, nene, estoy toda a tu disposición". Se echó en el piso, tomé sus senos y metí mi pene entre ellos. Andrea llegó a otro orgasmo, se acercó a Claudia y, sin decirle nada, le puso su coño en la boca. Claudia mamaba el coñito de Andrea y, con la otra mano, se masturbaba. Llegamos los tres al tiempo al más delicioso orgasmo que hallamos podido tener. Yo me corrí en los pechos de Claudia y Andrea lamió mi semen con morbo de los pechos de Claudia.
Finalizamos más o menos como a la una de la madrugada y mis compañeros no habían llegado todavía. Al final, Andrea se quedó a dormir en el cuarto de Claudia (no sé si harían algo) y yo me fuí a dormir. De vez en cuando nos reunimos para hablar sin tema fijo, y de aquella noche no hablamos nunca.

Vacaciones

Esta historia me sucedió este verano, y se convirtieron en las vacaciones más excitantes de mi vida. Yo los tres últimos años voy con mis amigos a un sitio de la costa, donde un amigo mío cuenta con un apartamento. En esa misma localidad mi primo y su mujer tienen un chalet. La mujer de mi primo, Lupe, pasa allí casi los dos meses de verano, mientras mi primo apenas va veinte días, ya que trabaja.
Lupe era una mujer espectacular a pesar de tener ya dos hijos, pero apenas cuenta con 27 años. Tiene unos pechos de la talla cien. Yo ya lo sabía, porque en agosto, algún día que van al pueblo, yo aprovecho cualquier oportunidad para robarla la ropa interior y masturbarme con ella. Esa practica la tengo ya desde hace muchos años.
Volviendo a la historia, este verano, yo me encontraba con mis amigos por el rastro que ponen los miércoles en la ciudad. Allí de repente me vino un niño pequeño agarrando de las piernas y cuando me gire era su hijo. Entonces apareció ella con su otra niña. Así empezamos a hablar que como me iban las vacaciones y todo eso. Ella me invitó a comer a su casa, y así iba a la playa privada que tenían la urbanización de 15 apartamentos donde vivían. Me dijo que allí hay unas extranjeras en tetas impresionantes.
Así que despidiéndome de mis amigos nos fuimos los dos niños, ella y yo. Pasamos desde las doce que llegamos hasta las tres en la playa, y efectivamente había un grupo de alemanas en top-less que eran impresionantes. A las tres fuimos a comer:
- Voy a mirar haber si hay algún bañador de Basilio para que te pongas, porque sino me llenas todo de agua y tierra, además así se te seca para la tarde. Mientras vete poniendo la mesa

- Vale
A los cinco minutos:
- Ven a mi habitación. No he encontrado bañadores pero hay algún calzoncillo así que ponte el que quieras
Entonces ella se quito la parte de arriba del bikini y estuvo andando por la habitación en busca de una camiseta. Yo al llevar bañador no podía disimular mi bulto. Ella se percato y siguió con lo suyo hasta que se puso la camiseta. Ella me dejo y yo me metí al baño que hay dentro de la habitación y empecé a masturbarme como un loco. Yo notaba como si ella me estuviese espiando pero cuando termine y salí, ya con el calzón puesto, solo pude oírla alejándose por el pasillo.
La comida transcurrió normal, con los dos niños jugando. Después ella les acostó y me dijo que me sirviera un pacharán y a ella también. Ella llegó y empezamos a hablar de cosas triviales, hasta que me preguntó:
- ¿Qué tal de chicas estas vacaciones?
- Bueno lo justo, pero poca cosa
- Así que no has llegado a mayores
- Pues a mayores, lo que se dice mayores, no
- Tranquilo, todavía te quedan cuatro días, y quien sabe lo que puede pasar. Cuando menos te lo esperas, zas. Bueno, vamos a la playa, ahora no hay casi nadie y esta muy tranquilita.
Fuimos a su habitación, ella nada más llegar se quito la camiseta, tenía los pechos todavía sin cubrir, y abajo ya no llevaba el bikini, sino que llevaba una braguita. Me dijo que me diera prisa, pero yo estaba paralizado. Ella se quitó la braguita, quedándose completamente desnuda. Mi bulto no se podía disimular en los boxer. Empezó a ponerse la parte de arriba, y me pidió que se lo atará por la parte de atrás. Yo lo hice gustosamente. Pero después ella se giro y me dijo:
- Pero todavía así, anda toma el bañador y póntelo, que luego se despiertan los niños.
Me lo trajo y al ver mi bulto ella me apretó el bañador contra mis partes.
- Por lo que veo te has excitado conmigo
- Bueno, yo
- No pasa nada es normal, sé que todavía tengo un buen polvo
- Bueno, es que
- Si, que no has podido evitarlo. Como esta mañana ¿no?
- Cuando
- ¿Cómo que cuando? Cuando has ido a masturbarte al baño, que te he visto
- Bueno, yo
- Si no pasa nada. Venga te lo voy a poner yo
Ella todavía no se había puesto la parte de abajo del biquini y poniéndose de rodillas me bajo el calzón y dijo:
- Pues si que te he puesto cachondo

Al tiempo me dio un beso en la punta del capullo. Se puso en pie y se dirigía hasta la cama. Yo no pude evitarlo y la agarré por detrás y la empecé a tocar la concha, que por cierto tenía húmeda. Primero empecé con un dedo, muy despacio, luego con dos, pero ella quería más y terminé metiendo cuatro. Ella disfrutaba mucho y yo estaba cumpliendo una de mis fantasías eróticas. Ella alcanzó el orgasmo. Pero se levantó y se dirigía hacia la puerta, yo la dije que no se podía ir, que ahora no. Pero ella solo puso el pestillo de la puerta. Vino muy rápido y se tuvo en la cama:
- Ven que vas a saber lo que es una buena cubana.
Yo me puse encima de ella de manera que me apretó mi polla entre sus dos enormes tetas. Nunca antes me habían hecho una cubana. Era algo fantástico que me hizo correr muy pronto, me corrí sobre su cara y sus tetas, ella lamía lo que había caído cerca de su boca y luego lamió lo que quedo en mi pene. Y siguió lamiéndomelo, metiéndosela hasta que sus labios chocaban contra mis testículos. Se notaba su habilidad succionadora. Después de hacerme llegar al orgasmo me corrí dentro de su boca hasta que la dejé casi ahogándose y se la salía por los labios, pero después de tragárselo también se lamía los labios.
- Ahora te toca a ti comérmelo todo
Tumbándose en la cama me dejo toda su almeja abierta para que yo lo hiciera con la boca. Así fue, yo empecé a lamérselo suavemente, y también lamía sus alrededores depilados. Después de un rato empecé a introducir un dedo por su culo, ella de placer me agarro por la cabeza y me la apretó más contra su húmedo coño. No tardo en alcanzar el orgasmo mientras me tiraba aun más fuerte del pelo. Me dijo que la follará, que no podíamos descansar ya que los niños no tardarían en despertarse. Así fue, empecé a introducir mi verga por su muy lubricada almeja, empezamos despacio, pero en seguida ella aceleró los movimientos. Era un desgaste inmenso, al igual que era un placer infinito. Lo hicimos durante un buen rato. Después llegaba la despedida:
- Ha sido algo increíble, he soñado muchas veces con esto
- Bueno, yo no lo esperaba, pero al verte empalmado y ver como te masturbabas en el baño, no te podía dejar marchar así.
- Muchas gracias, pero espero que no hagas esto muy a menudo, porque si no Luís no puede entrar por las puertas.
- De los siete años de casados solo lo he hecho un par de veces, de forma casual, pero lo de hoy ha sido fantástico. Pásate esta noche a eso de las doce haber si ya has recuperado fuerzas. Haré una cena especial.

Esa noche me pase por su casa sobre las doce y ella me abrió vestida solo con un tanga y un beso en la boca. Pasamos a su habitación, la mesa estaba llega de marisco. Me dijo que para cenar había que desnudarse. Yo enseguida me quede completamente desnudo. Me dijo que la cena la tenia congelada para cuando viniera su marido pero que este era un mejor momento. Empezamos a comer unas nécoras y unas cigalas. Cuando llegamos a los langostinos ella se puso uno sobre sus labios vaginales, yo fui a comerlo y empecé también a comerla toda su concha. Me paro, me hizo poner en pie y después de echarme mayonesa por toda la polla comenzó a chuuparmela y a lamerla cuando iba a correrme me puso en dirección a su plato de langostinos y me corrí sobre sus langostinos. A continuación se echó mayonesa por todas sus tetas para que yo las chupara, a la vez la iba masturbado con dos dedos, una vez limpiada toda la mayonesa de sus pechos baje la cabeza para terminar el trabajo anterior hasta que ella alcanzo un sabroso orgasmo. Después me dijo que continuáramos cenando porque quería saborear todavía los langostinos. Ella comió sus langostinos impregnados por mi semen.
Después de la cena decidimos hacerlo en el agua del mar. Completamente desnudos salimos de casa y nos zambullimos en el agua. Yo nunca lo había hecho bajo el agua. Nos cubría por los pechos, y los de ella flotaban como dos boyas. Nos fundimos en un gran beso y nos sumergimos debajo del agua. Después de salir otra vez ella se volvió a sumergir para chupar mi verga debajo de agua pero enseguida tuvo que subir de nuevo. Agarrándola por las piernas la levante y me las puso por la espalda enrolladas mientras yo empece a penetrarla. Estuvimos haciéndolo mucho tiempo. El esfuerzo que yo realizaba era menor y la sensación era maravillosa. Cuando yo me corrí dijo que lo mejor era volver a casa porque podían vernos algún vecino.
En casa nos duchamos juntos fundidos en besos y mordisqueando sus enormes pezones. En la cama seguimos con los besos y las caricias. Empecé a rozar con mi mano por su culo y ella dio un leve gemido que me incito a seguir acariciando esa zona, así que introduje un dedo por su culo, cuando iba a introducir el segundo ella me quito la mano y me empezó a lamer los dedos para que estuviesen más lubricados. Así que introduje los dos dedos humedecidos.

- Dame por detrás ya, que no aguanto más
No tarde ni un segundo el sacar los dedos y ella me empezó a lamer todo mi miembro y a escupirle para ponerse luego a 4 patas. Yo introduje mi polla y ella dio un grito de dolor pero a medida que yo aceleraba los movimientos ella cambio esos gritos de dolor por gritos de placer. A los cinco minutos yo descargue dentro de su culo. Después nos fundimos en un beso y me fui a duchar. Cuando regrese ella ya se había dormido. Yo también caí rendido a los cinco minutos. Nunca en un solo día había hecho tantas veces el amor, porque lo que hicimos es el amor
Hoy todavía nos solemos ver una o dos veces por semana en su casa, y lo convertimos en unos polvos fantásticos, siempre estamos innovando lugares, posturas y situaciones y resultan unos polvos inolvidables. Yo me encuentro loco porque lleguen esos días, estoy muy enamorado pero no se si es de ella o de los polvos que echamos. No se lo que durara esto, pero mientras ambos disfrutamos como locos.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Ser bisexual es lo mejor.

Esta historia me ocurrió hace pocas semanas, aunque se estuvo gestando meses. Tengo 22 años, soy lesbiana y mi cuerpo es muy bonito, dicen. Trabajo en una pizzería de encargada, con otras seis personas entre las que se encuentran una chiquita de 17 años y un chico de 19. Puedo contar lo que nos sucedio, porque salio bien y estoy contenta. Empiezo: A mí la niña me tiene loquita desde que entró hace un año, días después de cumplir los 16. Yo le gusto al chico, aunque no me lo ha dicho, sólo que lo noto cuando le miro a los ojos y se pone colorado. A ella le gusta él, siempre le está mirando. A él no le gusta ella porque la ve muy joven. A mí no me gusta él, ni ninguno, claro. A ella no le gusto yo porque es hetero. Un triángulo imposible. El caso es que ella siempre escuchaba con atención las conversaciones de las compañeras y compañeros, cuando se referían al sexo, diciendo que es algo maravilloso por supuesto. Hasta sus amigas se lo decían siempre. Esto hizo que ella se imaginara cosas y siempre dijera que le gustaría probar cuanto antes. Reconozco que yo la tocaba siempre que podía, notando mi corazón acelerarse y un calor exagerado. Estaba encoñada de esa criatura, en serio. Sus pechitos pequeños y redonditos, su culito prieto y a la justa medida de mis gustos, su cara virginal, pelo algo largo, rubito, ojos verdes rasgados... De miedo. El caso es que un día salimos a cenar todos juntos, pues tuvimos avería en la pizzería y cerramos. Tras la cena nos fuimos a un pub y charlamos en grupos o de dos en dos. Somos en total 9 personas. En una de las veces, quedamos hablando la niña y yo. Sacó el tema del sexo y de la pérdida ansiada de su virginidad. Entre risas causado por el alcohol, le dije que no se precipitara, que por querer hacerlo cuanto antes se la llevaría cualquier asqueroso de esos que sólo van a lo suyo y le haría daño sin dejarla disfrutar. Busca a alguien que sea sensible, que sea limpio de cuerpo y alma, alguien de quien te puedas enamorar, le dije. Ella respondió con pesadumbre, indicando al mencionado chico con la cabeza: Si quisiera él... Ya, contesté yo, pero a él le gusto yo y no tú. Lo siento. Pero te lo regalo, porque, no sé si lo sabes, pero no me gustan los hombres. Su cara fue un poema, pero no se molestó y siguió hablando y riendo conmigo. Los días transcurrieron sin pena ni gloria y dos meses después nos dijo que iba a ser su cumpleaños en una semana y que nos invitaba después del trabajo a tomar algo en una disco. Cuando salimos esa noche, me presté para llevarla a casa en mi coche y aceptó. Yo fui todo el camino mirándola de reojo y en un par de ocasiones noté cómo ella me miraba a mí. Yo pensaba que era por el flash que se llevó con mi declaración de homosexualidad, pero no le di importancia. Cuando llegamos a su portal, paré y le pedí que me dijera que regalo quería para su cumpleaños, pues desconozco sus gustos. Rápidamente lanzó un "tu regalo serás tú misma". La miré alucinada, extrañada, sorprendida y muy muy feliz. Al ver mi sorpresa, me dijo: Ya se que las lesbianas lo haces con consoladores que piensas con un cinturón, quiero que lo hagas tu con uno de esos. Asentí con la cabeza y le dije que ya hablaríamos sobre el tema y me fui. Mi sonrisa era de oreja a oreja en el camino a casa. Toda esa semana estuve planeando cómo hacerlo. Dos días antes de la celebración, recogiendo en el local, tanto el chico, como ella o yo, nos percatamos mirándonos unos a otros. Se me encendió la luz y decidí hablar con él. Y así lo hice. Le propuse un trío con ella, sabiendo que no le atraía mucho la niña. Alegué que él podría estar conmigo y no lo pensó más, aceptando al momento. Y llegó el gran día. Salimos de trabajar, nos fuimos a duchar y nos reunimos en la disco. Nosotras dos estuvimos poco tiempo. Le di una llave de mi casa al chico y nos fuimos ella y yo. Llegamos a casa. La vi nerviosa. No sé si por la situación de estar a punto de hacer el amor con una chica o porque iba a dejar de una vez de ser virgen. Comencé a besarla suavemente en la cara, en los labios, en el cuello... Se tiró a mi boca y me morreó como si fuera su amor de toda la vida. La llevé a mi cuarto y la tumbé en la cama boca abajo. Le quité la blusa y besé y lamí su espalda. La giré y besé y lamí su torso. La giré y le quité el sujetador, lamiendo todo de nuevo. Comiéndole y besándole las piernas y el resto. La giré e hice lo mismo por delante. A cada prenda que le quitaba, besaba mordía o lamía la parte descubierta y el resto, primero por detrás y luego por delante. De ese modo, acabó desnuda y con su chochito ante mí, para que yo se lo comiera como nunca nadie repetirá, estoy segura. Llegó al orgasmo en pocos minutos, pero no me detuve, por supuesto. Le metí un dedo con cuidado de no romper nada aun, mientras chupaba su clítoris, tan jugoso con todo mojadito alrededor. Se desasía y retorcía gimiendo sin articular palabra. Le rebocé todo el cuerpo con la lengua, los labios, los dientes y se moría de placer. Otro orgasmo. Con un grito me pidió: Rómpeme ya el virgo por favor!! Saca ese aparato y métemelo hasta el fondo!! Entonces di paso a la segunda fase de mi plan. Le dije que lo haría, pero no todavía, que era mejor hacer una cosa que daba mucho morbo y ponía a 1000 por hora a cualquier persona. Naturalmente aceptó. Saque de la mesita de noche unos pañuelos negros y le até las muñecas y los tobillos a la cama con 4 de ellos. Con el que me quedaba, le vendé los ojos. Prepárate que vas a morir de placer; esto será el mejor polvo que tengas jamás, le anuncie. Entonces le acaricie todo el cuerpo muy suavemente, casi sin tocarla. Se estremecía y gemía. Follameeeeeee!!!!, repetía la pobre. Todavía no, le dije. Antes me voy a masturbar y así te calmas, que llevas ya unos cuantos orgasmos y puede ser malo. Me hizo caso, pues no sabe mucho del tema. La dejé para que se relajara, dando paso al tercero que nos faltaba, que llevaba mirando un buen rato escondido. Me abrí de piernas y él comenzó a chuparme el chochete. Estaba encantado el hombre. Me comió la almeja y todo lo que se come. Lo cierto es que yo disfrutaba mucho, para qué negarlo. Cuando tuve mis correspondientes orgasmos, le dije a la niña que era el momento, que me iba a poner el dildo, pero antes le mojaría de nuevo la vagina. Lo que quieras!!, gritó. Me puse a ello, mientras el chico me lo comía a mí, luego me subí un poco y le pedí a ella que chupara el consolador, lo que empezó a hacer sin mucha habilidad, pero daba lo mismo, era un aparato sin sensibilidad. Le comí las tetitas de nuevo y me retiré. Ahora va el desvirgamiento, le anuncié. Venga, dijo ella. La desaté, pero no le quité la venda. Lo que sí hice fue atarle de nuevo una mano a la otra, para que no pudiera tocar su sorpresa, su auténtico regalo de cumpleaños. La atraje hasta casi el borde de la cama y estando yo de rodillas empecé a frotarle el coñito con el dildo, mientras el chico me la metía a mí. Después de un ratito así y ciento que ella estaba desesperada por tener algo dentro, me retiré y la arrastré hasta el mismo borde de la cama. El chico, en pie, empezó a introducir su buen nabo en el chochito de mi niña. La excitación y su falta de práctica no la dejaron notar que el pene era de verdad y más gordo y las manos de un hombre. Poco a poco fue frotando sus labios con la verga, luego empujó con la puntita, luego la sacó y frotó de nuevo. Finalmente, se la metió entera en tres embistes acertados. Ni se quejó mi reina. El chico se la folló como mandan los cánones. Cuando se iba a correr, la sacó y se abalanzó sobre ella, poniendo la polla cerca de su boca. Yo ayudé, diciendo a la niña que chupara el consolador. Lo hizo. Y el se corrió dentro de su boca. Le dio una pequeña arcada, pero siguió chupando; estaba muy caliente. Chupó hasta dejar seco aquel "consolador". Antes que reaccionara, la cogí deprisa y la até de nuevo, mientras se relamía. Me dijo: Jolin no se como será la leche de un tío, pero la que trae este cacharro esta buenísima! Me reí y él tuvo que aguantar la carcajada. Pedí a la niña que se relajara, para penetrarla otra vez, ahora que ya no había obstáculos. Aceptó. Entonces me tumbé en la alfombra y me abrí de piernas. Tenía que recompensar al chico, por su amabilidad y porque me deseaba de veras. Primero me comió el coño, lo lubricó y me folló un ratito, luego me giré y me lamió el ano, para meter todo su cacharro hasta el fondo. Lo único que no hago es chupársela a un tío, pero sí que deje que se corriera en mi pecho con una cubana. Luego me puse el dildo y me folle de nuevo a la niña, mientras él me mordía el culo y me sobaba las tetas. Y el chaval era cumplidor, porque, y ahora viene el final, desatamos a la niña, le quitamos la venda y... lloró como una bendita, mi vida, cuando vio a su amado. Él estaba como un toro de nuevo y, como he dicho, cumplió otra vez, ensartando a la niña y acabando dentro de ella. Cuando la sacó, ella chupó de nuevo, notando que el sabor era el mismo Lo repetimos a menudo, ya con los ojos abiertos los 3 y hasta se la mamamos entre las dos al chico.

Que Viaje!

Esta historia me sucedió en Junio del año pasado, durante el viaje de fin de curso, cuando tenía 22 años recién cumplidos. Nos alojábamos en un hotel, bastante malo, de Roma. Sara y yo siempre nos lo habíamos contado todo desde pequeñas, y desde que descubrimos el sexo más aún. Estando una noche hablando en la habitación hasta muy tarde, se me ocurrió la idea de hacérnoslo entre las dos, nunca lo había hecho con una mujer, pero me excitaba probarlo. Se lo dije a Sara y ella se alegró bastante y me confesó que también lo había pensado.Nos quitamos el pijama las dos y nos dimos un beso profundo y caliente, fui bajando pasando por sus pechos, que son bastante grandes, hasta llegar a su concha que estaba caliente y húmeda, siempre había deseado comerme una. Empecé la tarea intentando hacerlo como me lo habían hecho a mi, mientras que con la mano derecha me daba gusto a mi misma. Sara empezó a gemir, pero no en un tono demasiado alto, ya que estábamos junto a las habitaciones de otros compañeros del curso que seguramente estarían dormidos. La iba dando mordisquitos en el clítoris y parece ser que la volvía loca. Pronto noté que iba a llegar al orgasmo, la verdad es que yo también estaba disfrutando como nunca. Cuando terminé con ella, intercambiamos posiciones y ella me empezó a comer el coño, mmmm, todavía recuerdo esas primeras lengüetadas, qué gusto, me lo estaban comiendo como nunca, estaba muy excitada y me vine pronto también. Esa noche no seguimos, ya que la noche anterior no habíamos dormido y queríamos descansar algo. Al día siguiente estuvimos hablando de lo que había ocurrido la noche anterior y se nos ocurrió que podíamos meter a algún tío en nuestra habitación. Conociéndolos bien, seguro que no rechazaban la propuesta. Esa noche no pudo ser, ya que mucha gente no durmió y habría sido muy arriesgado meter a alguien y que nos descubrieran. Pero, el día siguiente las dos sabíamos que todo el mundo iba a estar cansado e iba a dormir, excepto nosotras... Ese día nos fuimos en el autobús para Florencia y quedamos en elegir bien al tío, pero en una parada se nos ocurrió una idea mucho mejor, meternos a jugar a las cartas a la habitación de unos tíos y montar una orgía. Esa idea nos excitó muchísimo y nadie nos la podría haber quitado de la cabeza. Al llegar al hotel quedamos con los tres tíos de la habitación de enfrente para ir a su habitación a las 2:30 de la mañana. No nos acostamos tarde ese día, eso era un punto a nuestro favor, ya que nos aseguraríamos de que nadie estuviera despierto. Al llegar las dos y media fuimos a su habitación, los tres tíos se llamaban Javi, Carlos y Adrián, y les conocíamos desde bastante tiempo. Juntamos las camas sin hacer mucho ruido y empezamos a jugar a las cartas. Habíamos quedado en pedirles jugar al Strip Poker, pero nos tendrían que enseñar ya que ninguna sabía. Se lo propusimos y ellos, encantados, nos intentaron explicar, pero pensamos que seria mucho más fácil repartir las cartas y que la carta más baja pagara prenda. No teníamos más que el pijama y la ropa interior, así que pronto nos fuimos quedando sin prendas. Sara fue la primera en quitarse el sujetador, los tres nos miraban con cara de que aquí se iba a montar algo gordo, por ahora nos estaba saliendo todo redondo. A los tres ya se les notaba la erección demasiado, aunque intentaban disimularla. La ronda siguiente fue la definitiva, le toco quitarse prenda a Adrián que se quedó en pelota picada, tenía la verga erecta como un palo, ya no podía resistirme más, me acerqué a donde estaba, le agarre la polla y me la metí en la boca y empecé a sobarla, estaba bien caliente y me sabia divina. Al poco tiempo observé como los otros dos habían cogido a Sara y la empezaban a sobar. Sabía que le quedaba poco a Adrián para correrse, me avisó y saco la polla de mi boca, lo que le salió fue algo espectacular, llego hasta la pared. Entonces me cogí a Javi y me encontré con una verga enorme, esto me excitó tremendamente y me dio un subidón, empecé a hacerle una mamada a su polla grandiosa mientras que Adrián se colocaba y me empezaba a comer el coño, Sara por su parte se divertía con la polla de Carlos. Estaba excitadísima y sabía que me iba a correr en cualquier momento, Javi me avisó que se corría, pero esta vez quería toda su leche para mí, saco la polla y me apunto de cerca a la boca, y una ráfaga de leche inundó mi boca y mi cara, mmmm, nunca me había sabido tan buena. Ya no podía más y me corrí en la cara de Adrián que se lo estaba pasando de lo lindo con mi concha. Solo acabábamos de empezar, me limpié la cara y le dije a Javi que quería que me penetrase, Javi se puso manos a la obra y me la metió lentamente en mi coñito que ya estaba muy bien lubricado, empezó a follarme poco a poco y fue subiendo el ritmo. Carlos y Sara ya habían terminado y, viéndome a mi, la dio envidia y le dijo que la penetrara a ella también a la vez que se acercó a Adrián y se metio su verga en la boca y empezó a disfrutar por partida doble. A mi me lo estaban haciendo como nunca, cambiamos de postura y me puse encima, empecé a pegar botes, teníamos que tener cuidado de no hacer mucho ruido, aunque estábamos subiendo el tono. Cambiamos de nuevo de posición y me puse a cuatro patas, esa era la posición en la que alcanzamos mayor placer y llegamos al orgasmo casi a la vez. Javi tuvo cuidado de sacar la verga a tiempo para evitar futuros problemas. Este era el momento de cumplir una de mis mayores fantasías, nunca antes me habían cogido por detrás, y deseaba que me follaran por los dos lados a la vez, así que llamé a Adrián y me coloqué encima de Javi, dejando mi agujerito listo para la verga de Adrián, que no era tan grande como la de Javi. Empezó a lubricarme el ano y a meterme los dedos, hasta que mi agujerito se abrió lo suficiente para empezar a gozar. Me la metió poco a poco y empezó a sodomizarme, al principio me hacía daño, se mezclaba con el placer que sentía con la polla de Javi, poco a poco me fue dando más y más placer, le dije a Adrián que se corriera dentro, así lo hizo. Paramos un momento y observamos a Carlos que había empezado a sodomizarla a ella también, en cuanto terminamos descansamos un poco y quede con Sara en disponer de los tres a la vez para cumplir una gran fantasía, y la prometí que luego ella los tendría a los tres si quería. Me puse encima de Carlos, y le pedí a Javi que era su turno de follarme por detrás, quería sentir su gran verga en mi agujerito que estaba más dilatado. Nos pusimos en posición y pedí a Adrián que me la metiera por la boca, esos fueron los mejores momentos de mi vida, sentía la verga en el ano y parecía que me iba a explotar, duramos un buen rato, pero no me pude contener y allí mismo tuve el orgasmo que más recordaré durante tiempo. Cuando ellos ya no podían más, nos quitamos de esa posición y les pedí que se corrieran en mí, así lo hicieron los tres. Ahora le tocaba disfrutar a Sara. Me fui a lavarme un poco, pero me di prisa porque no me quería perder el espectáculo. A Sarita también le parecía excitante la idea de ser follada por detrás por una gran polla, así que se colocaron y empezó la acción. Yo intenté ayudar metiéndome en donde podía, Sara debía de esta disfrutando como nunca, seguro. Estuvieron un buen rato así hasta que, agotados, se quitaron y Sara empezó a hacerle una cubana a Javi, mientras los otros dos se preparaban para correrse. El primero fue Javi, los otros dos se acercaron y yo me metí a comerme su concha húmeda y hacerla gozar con el último orgasmo de la noche. Se corrieron los tres a la vez. Allí acabo nuestra triunfal orgía. Quedamos en repetirlo otra noche, pero nos fue imposible porque solo nos quedaban dos y casi nadie durmió. Pero quedamos en repetirlo algún día y no hablar de ello excepto entre nosotros. La verdad es que ahora mismo estoy rompiendo el pacto, aunque a Sara no le importaba que se publicara la historia. Todos los días que nos vemos a solas alguna menciona algo de aquella noche, que será imborrable de nuestras memorias.