lunes, 25 de enero de 2010

Mi esposa con otro

Hace 4 años que estoy casado con ana y si bien nuestras relaciones siempre fueron buenas, en un momento empecé a tener fantasías con ver a mi esposa cojer con otro hombre; en mis pensamientos la veía disfrutar de una buena pija, haciendo todo tipo de chanchadas, ya que la mía mide apenas 12 cm y si bien... nunca se quejó, una vez escuché decirle a una amiga por teléfono que se había cruzado con un ex-novio de la secundaria y para recordarle cual era, le dijo que era el de la pija de 19 cm que tantos dolores y satisfacciones le había dado.

El problema era que nunca me atreví a comentarle mis fantasías ya que pensaba que se iba a enojar y decir que era un deprabado.

Sin embargo, la situación se resolvió de una manera increíble.
Mi esposa que es contadora y lleva los libros, entre otros, de un gimnasio, me llama una noche y me dice que no la espere a cenar debido a que después de salir de su oficina tiene que discutir unos asuntos con la dueña del gimnasio. le dije que no se preocupara ya que estaba cansado y me iba a ir a dormir temprano. sin embargo cené rápidamente y decidí ir a buscarla, ya que no quería que regresara sola.

Cuando llegué, se estaban llendo los últimos clientes, por lo cual el gimnasio quedaba vacío; busqué a mi esposa, pero no pude hallarla, como así tampoco a nadie de la supuesta reunión. En eso siento la voz de Gerardo, uno de los instructores, que dice: apurate preciosa que no tenemos mucho tiempo; grande fue la sorpresa a escuchar la risa de mi esposa que venía bajando las escaleras. Me escondo en uno de los vestuarios mientras ana cierra las puertas del gimnasio y retornaba al piso superior.

Sentía una mezcla de bronca y curiosidad de saber lo que estaba pasando, por lo cual subí sigilosamente y me dispuse a espiarlos. Gerardo estaba ya desnudo de rodillas sobre una colchoneta. Mis ojos no podían creer lo que veían, al margen de su cuerpo musculoso y bronceado, pendía entre sus piernas un pedazo de carne impresionante. Mi esposa se arrodilla junto ha el y le dice: hoy quiero toda tu verga en mi culo, y le empieza a hacer una espectacular mamada. La pija de Gerardo una vez erecta tomó dimensiones monstruosas que le producían arcadas a mi esposa.

Para ese entonces mi bronca había dejado paso a una calentura terrible y sólo quería ver como se revolcaban. Cuando la tuvo bien parada colocó a ana en posición de perrito le pasó una crema por el ano y lentamente se la fue colocando. Mi esposa entre gritos de dolor le decía que nunca supo lo que era realmente el placer hasta que lo conoció. El comenzó a cabalgarla con más fuerzas y realmente yo no entedía como podía entrarle todo eso en el culo. El le presto la pija de el parecía querer más y aunque mi esposa parecía dispuesta a seguir, le dijo que mejor que paren ya que se le hacía tarde y no queríe que yo entre en sospechas, así que se levantó y se dirigió a las duchas; el la siguió por detrás y juntos se metieron en el baño. Cuando cierran la puerta, decido que es hora de irme, y aunque si bien ahora no podía mirar, por lo menos quería escuchar lo que decían. Por lo que oí antes de marcharme, deduzco que ana va a llegar más tarde. Gerardo le decía que quería despedirse de su culo.....y empezaron los gemidos de dolor y placer nuevamente.