miércoles, 21 de octubre de 2009

Infiel

Les voy a contar primero cómo soy físicamente para que tengan una idea de quién soy cuenta este relato. Tengo 23 años, soy bajita, 161cm, peso 54kg, pelo castaño corto, ojos verdes, rostro bastante lindo creo, tengo 102 cm de busto, cosa que debido a mi pequeña figura vuelve locos a los chicos, cintura delgada y unas nalgas de 87cm. Mi piel es blanca y mis pies diminutos. Me gusta llevar ropa ligera, blusas apretadas y pantalón o falda corta. Me excita bastante que me miren los hombres, lo que pone muy celoso a mi novio, y esto me gusta.
Ese día llevaba puesta una camisa blanca y un pantalón negro muy ajustado. Pasó en un pueblecito de montaña en el que paso casi todos los veranos. Tengo novio desde hace unos 4 años y estoy muy bien con él. Ese día se desplazó con unos amigos a celebrar una despedida de soltero y yo quedé sola aquí en el pueblo. Como ya tengo muchas amistades aquí, salí a cenar con unas amigas. Después de la cena nos fuimos a tomar algunas copas y acabamos en el único local nocturno que hay en el pueblo. Había mucha gente ya que en verano hay mucho turismo aquí. Entre ellos estaba un chico que conozco desde hace años y que también es amigo de mi novio. Se llama Marco, pero todos le llaman "Bruce" (no sé por qué motivo). Es muy tímido con las chicas. Es moreno, pelo corto, ojos marrones, bastante alto y tiene un cuerpo envidiable. Lo he visto a veces en la piscina y me vuelve loca.
En fin, le saqué a bailar y estuvimos bailando y charlando casi dos horas. Él, al principio, no creo que se hubiera imaginado cuáles eran mis propósitos aquella noche. Bailábamos cogidos de la mano y separados (yo no quería despertar sospechas en la gente, ya que en un pueblo pequeño todos se conocen y enseguida sale a la luz cualquier tontería). Me desabroché un botón de la camisa por el calor y para calentar aún más a mi compañero de baile. Como era bastante más alto que yo, contempló enseguida mi escote. No me fue difícil convencerle ya que él también estaba excitadísimo después de tenerme tanto rato junto a él contemplando mis atributos tan cerca.
Estuvimos hablando y quedamos citados al cabo de 10 minutos en un piso que tenían sus padres en el pueblo y donde no vivía nadie. Cogimos cada uno su coche, primero él y al cabo de cinco minutos yo, para no despertar sospechas, y nos fuimos hacia allí.
Bruce ya me esperaba con la puerta medio abierta. Al momento de entrar me lancé sobre él como una perra en celo. Estaba súper excitada. Al principio él tenía un poco de miedo ya que, como me confesó al final, a sus 24 años aún era virgen.
Empecé a besarle la boca, juntando nuestras lenguas y jugando con ellas. Cogí yo la iniciativa y le quité su polo azul. Con mi lengua seguí su cuello y su pecho de abundante pelo hasta llegar a su cintura. Le desabroché el cinturón y le toqué su enorme bulto por encima del pantalón, que estaba a punto de romperse. Seguidamente le bajé el pantalón y froté mi cara por encima de su calzoncillo. Finalmente se lo quité todo. Al bajarle el calzoncillo me golpeó en la cara su enorme miembro. Era increíble. Yo nunca había visto nada igual, sólo en las pelis porno. Debía medir unos 24 o 25 cm y era bastante grueso. No tardé en cogerlo con mis pequeñas manos, que casi no abarcaban aquel miembro. Lo podía coger tranquilamente con las dos manos y empecé a chuparlo desde la punta, buscando cada rincón de él con mi lengua, hasta que me lo tragué casi todo entero de un golpe. No me cabía todo dentro, me faltarían unos 5 cm para tragármelo todo y su punta tocaba ya en el fondo de mi garganta. Se lo chupé durante cinco cortos minutos. Era increíble ver la cara de gusto que ponía el chico, lo cual hacía que me pusiera aún más caliente. Yo estaba toda mojada ya.
Paré un momento de mamársela y me quité toda la ropa. Ya hacía rato que él me tocaba todo mi cuerpo, pero el pobre no se atrevía a desvestirme. Cuando vio mi cuerpo desnudo creo que aún le creció más el pene. Se lanzó a lamer mis tetas rápidamente. Mis grandes pezones estaban durísimos y calientes. Luego fue bajando hasta llegar a mi coño, que estaba todo empapado de jugos (yo me había corrido ya una vez). Siguió toda su lengua por mi entrepierna, lo lamió todo, los pelítos negros que tengo encima hasta llegar a los labios húmedos, que besaba con toda su fuerza hasta que consiguió que me corriera otra vez.
Yo aún estaba disfrutando del último orgasmo y, cuando me di cuenta, se estaba masturbando con fuerza. Se lo impedí enseguida ya que se hubiera corrido muy pronto y le dije que esto era faena mía. Volví a chupársela un rato y, cuando estaba a punto de correrse, le dejé enseguida para evitarlo. Le obligué a tumbarse en la cama y me monté encima de él.
Al principio me dolió un poco debido a que nunca había tenido un miembro de esas dimensiones dentro de mí pero luego, cuando las paredes de mi coño se adaptaron a tal instrumento, mi cuerpo gozaba como nunca, mientras él presionaba mis tetas con sus manos y cerraba los ojos sin dar crédito de lo que le estaba ocurriendo en aquellos momentos.
Después de unos dos minutos de saltar encima de aquella verga ví cómo Bruce apretaba los dientes con fuerza y gemía al mismo tiempo, lo que me hizo suponer que estaba a punto de correrse dentro de mi vagina. Por eso me excité aún más y le follé con más fuerza. Poco antes me había confesado que hacía dos semanas que no se masturbaba. Cuando descargó toda la cantidad de leche dentro de mi coño creí por unos instantes que me iba a desmayar. ¡Madre mía!, qué cantidad de esperma descargó dentro de mí. Nunca antes había tenido una sensación tan grande de placer.
Y le dí mi recompensa. Chupé aquella banana hasta no dejar ni una gota de su leche. Luego practicamos un 69 fabuloso, me trabajó muy bien mi clítoris visto que era la primera vez que lo hacía. Yo me corri dos veces por una de él, que lanzó otra descarga encima de mis pechos y de mi cara. Qué noche.

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